Contratación de braceros haitianos

Contratación de braceros haitianos

MIGUEL A. ROEDÁN H.
El caso de los nacionales haitianos es un tema obligatorio en el diario vivir de los dominicanos. Al estar ubicados dos pueblos en una misma isla, se han acuñado frases que personalidades políticas han esgrimido, tales como «un matrimonio sin divorcio», «dos alas de un mismo pájaro», etc…El asunto es que nuestros vecinos están ahí, y en muy malas condiciones económicas, la peor de América Latina, y por sus suelos deforestados y la falta de empleos, la vida se les hace casi imposible y para subsistir se ven obligados a cruzar la frontera, lo mismo que hacen habitantes de países pobres tratando de entrar, como sea, a Norteamérica y a Europa, aunque por otras razones.

Los haitianos ya están aquí en gran cantidad, con el agravante de que cada día vienen más, cruzando la extensa y frágil frontera. El éxodo parece ser incontrolable.

Empero, hay una realidad que no se puede soslayar, y es que los necesitamos, ya que nos hace falta mano de obra para labores que los dominicanos se resisten hacer, tales como el corte de la caña, la recogida del café, cacao y la construcción de edificios, albañilería, excavación de zanjas, etc…

Vistas las cosas, se impone la contratación. Lo importante es la cantidad de obreros y los requisitos.

Hace poco fue tema de primera plana de este estelar periódico donde el ministro de trabajo propone que firmen un contrato de Trabajo quienes deseen trabajar en labores agrícolas, previo análisis de salud, y con obligación de que cuando terminen tendrán que retornar a su país. Esto no es nada nuevo, eso es lo que estipula nuestra ley de migración. Lo que se desprende es que vendrán más «controlados» por el Superior Gobierno. Lo que no indicó el secretario es la forma en que serían identificados a fin de facilitar el retorno. Si sería con fichas numeradas o carnés en la categoría de trabajadores temporeros como lo hacía Migración en el pasado a los cortadores de caña, y lo más importante, si se le exigiría a los contratados que tengan sus respectivas actas de nacimiento, o cédulas. Mi experiencia durante el tiempo que desempeñé las funciones de Supervisor de Migración en la provincia de Monte Plata, fue que nunca me presentaron ni un acta de nacimiento los que frecuentaban nuestra oficina, y mucho menos una cédula haitiana. Estos, al ingresar a nuestro territorio se ponen el nombre y apellido que se les antoje, abundando los Pie, Yan, Pierre, etc… y lo que agrava aún más la situación es que toman nombres y apellidos comunes de nuestro país, otros eligen nombres y apellidos anglosajones.

Esta provincia, que necesita el corte de la caña, la recogida de cacao y café, se ve obligada a utilizar mano de obra haitiana, lo que hace imprescindible su presencia. En este tema queremos resaltar que hay quienes creen que los nacionales haitianos son explotados pagándoles sueldos de hambre. Quien asegura eso nunca ha utilizado mano haitiana en nada. Las labores agrícolas se les paga igual que a un dominicano, y lo que es más, nadie puede dejar de pagarle sus prestaciones laborales cuando son despedidos. Los tribunales de la República han emitido miles de sentencias de pago de prestaciones laborales a favor de ellos.

Después que un patrón acepta un extranjero, y más sin residencia legal, debe cargar con las consecuencias.

¿Qué nos proponemos apuntalar? Primero: Que como es casi obliglatorio utilizar esa mano de obra, debemos buscar los que ya se encuentran en el país antes de contratar a otros. Segundo: Si se van a necesitar más, se les exijan sus certificados de nacimiento y se les ampare con una cédula de extranjero, con una foto de frente y otra de perfil, como se hacía anteriormente. Tercero: Que sean médicamente examinados, para determinar si tienen enfermedades. Cuarto: Hacer responsables a los que les contraten a repatriarles tan pronto termine la zafra o el trabajo. Quinto: Aplicar las multas que estipula la ley a los violadores de esas disposiciones.

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