Contrato riesgoso

Contrato riesgoso

PEDRO GIL ITURBIDES
La Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) confronta enorme desafío. La empresa Shishuan Machinery Co, de China Popular, pretende que le paguen la energía en base a la capacidad nominal instalada. La pretensión coloca a la entidad estatal en una riesgosa

postura, pues tal exigencia desestimula la producción. ¿Para qué asumir los riesgos y costos de generar electricidad si la CDEEE queda obligada a pagar por lo que dice una placa en una maquinaria?

Todavía no han abierto las zanjas para vaciar zapatas de las obras civiles, y ya la Shishuan denota cuán peligrosa es la discutida operación. Es recomendable por tanto, que desechemos esta perniciosa vinculación. La CDEEE se ató a otros controvertidos acuerdos similares. La experiencia, perjudicial para esa entidad, también lo ha sido para los consumidores. Este tipo de convenio tiene las características del contrato de adhesión, pues todos los derechos son de una de las partes, y a la otra no le queda sino pagar.

Pero además, vuelve un mito aquello de que la energía eléctrica basada en la combustión de la hulla es barata. Desde el instante en que paguemos por la capacidad determinada en una plaquita, se encarece el costo de operaciones de la CDEEE. Porque, ¿quién obligaría a la Shishuan a producir más de cinco kilovatios de energía, cuando puede cobrar por la capacidad instalada? A los riesgos ecológicos de la generación eléctrica a base del carbón mineral, se suma esta petición tan absurda como desechable. ¡Echémosla a un lado!

La CDEEE conserva la esperanza de que los chinos continentales acepten los términos del contrato originalmente convenido. Este diario informó que los representantes de la empresa viajaron a su país para consultar respecto de la solicitud que han hecho a la CDEEE y la posición de ésta. Yo en cambio,  que no tengo arte ni parte en la operación, aspiro a que se les diga que no queremos electricidad a partir del carbón mineral.

Pero también presiento que será difícil que este planteamiento se haga. Para comenzar, las plantas de energía limpia son costosas para su instalación aunque operación y mantenimiento tienen costos inusualmente mínimos. El país carece de la experiencia en operaciones de generación eléctrica no contaminante a nivel comercial, con excepción de la hídrica. Somos poco dados a las innovaciones, y únicamente cuando veamos funcionando la solar de Nevada, de la cual les he hablado, nos meteríamos en ella.

Vivimos épocas de cambio, y lo ideal entraña transformaciones para adentrarnos por caminos que no hemos recorrido. Un programa público de financiamiento a sistemas individuales de generación eólica o solar será etapa que tendremos que asumir. Daría vida a empresas que importan estos sistemas de energía limpia. Crearía empleos múltiples entre técnicos de diversos niveles que fabrican sistemas para acelerar la acumulación de

energía. Generaría electricidad no contaminante. Reconocemos, sin embargo, que esta posibilidad es impensable en nación cerrada a las novedades.

Yo estaría entre quienes voten por este último mecanismo. Con las ataduras que tiene el país, y que tiene la CDEEE, ello es imposible. Además una suma extraordinaria de dinero se encuentra envuelta en la negociación con las plantas de carbón. Esos valores constituyen suma en extremo atractiva para numerosas personas, que no borrarían los mismos de sus mentes por introducir un mecanismo que solamente beneficia al consumidor. De manera que vamos a quemar coke en una época en que Alemania, Inglaterra y España cerraron sus minas porque entendieron que su combustión contamina.

El carbón mineral es más barato precisamente porque las grandes naciones, comprometidas en programas para eliminar la emisión de gases contaminantes, dejan atrás su uso.

¿Qué nos quedaría? La alternativa sería el gas, natural o licuado de petróleo, menos contaminante que el carbón. Pero los vendedores de cebo no nos han ofrecido plantas a partir del gas, sino del carbón. Resulta increíble que estemos viviendo el proceso de contratación a que se contrae este escrito, pues una de las empresas contratadas tiene capital originado en petróleo y gas. Y el país de donde sale ese capital, tiene suelo de arena, y produce petróleo y gas. Pero cuando decimos a tropezar con un tocón veinte veces en el mismo camino, nadie le gana a nuestra clase política.

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