Superadas las políticas ambientales primitivas de la pasada administración de Estados Unidos de América (EUA), el presidente Joseph Biden abre una nueva era de planificación y adaptación climática concreta.
El cambio climático es causado por emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y cambios en el uso de suelo, asociados a la actividad humana. En las ciudades resulta de una relación viciosa, caótica y patogénica entre medio social, medio natural y medio construido.
El Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano (CIDEU) espacio de 157 ciudades y territorios de Europa y América, concluye que ‘la guerra contra el cambio climático se va a ganar o perder en las ciudades’. Las ciudades emiten hasta el 70% de GEI. En este orden, la participación de los gobiernos locales en la lucha contra el cambio climático es vital.
Los gases efecto invernadero son aquellos que cambian el clima por atrapar el calor de la atmósfera. Son el dióxido de carbono (CO2); metano (CH4), oxido nitroso (N4O) y gases fluorados. Los dos primeros son decisivos. El CO2 resulta de quemar combustibles fósiles, carbón, gas natural y petróleo. También derivan de residuos sólidos, quema de árboles, materiales biológicos y fabricar cemento.
El metano (CH4) se emite en la producción y transporte del carbón, gas natural y petróleo. También se genera en ganadería y prácticas agrícolas, igualmente al descomponerse los residuos orgánicos en vertederos a cielo abierto y rellenos sanitarios.
Santiago 2030 como Agenda Oficial de esta metrópoli para la década establece que la urbe cibaeña y caribeña se compromete en implantar la estrategia que asegura un “Metabolismo Urbano de Ciclo Virtuoso”. Todo lo que entre a Santiago debe procesarse armónicamente, sin daño al ambiente, mejorar la calidad de vida y generar resultados beneficiosos y cíclicos para la economía urbana.
Santiago tiene una hoja de ruta de mitigación al 2050 que integra desarrollo y limitación de emisiones con sostenibilidad. La metrópolis la forman Santiago de los Caballeros, Villa González, Tamboril, Licey, Puñal y 12 distritos municipales con una población estimada de 985,000 habitantes al 2020.
El balance de emisiones per cápita del área metropolitana de Santiago asciende a 3.32 toneladas de CO2e/hab ligeramente superior al valor nacional de 3.13t CO2e/hab. Superior a América Latina y bajo en comparación con países desarrollados.
La hoja de ruta acordó la reducción de emisiones del 2020 al 2050 a un nivel de 3.32 per cápita a 2 tCO2e.
Este objetivo impone una reducción neta de GEI de 1.015.098 t CO2e. Para alcanzarlo, vamos asegurar 12 proyectos en tres ejes: eficiencia energética, energías renovables y optimización de recursos, con una amplia sensibilización ciudadana, desarrollo de capacidades y coordinación intersectorial. En eso estamos enfocados.