La mayoría de las mujeres con diabetes gestacional pueden auto controlar sus niveles de azúcar en la sangre, evitando así hacerle daño al bebé y también a sí misma. De no controlar la glucosa tienden a desarrollar un riesgo mayor de sufrir de hipertensión arterial durante el embarazo.

Al tener bebés más grandes de la norma al nacer pueden incrementar las posibilidades de problemas en el momento del parto como la dilatación del cuello del útero y el descenso y tener que recurrir al uso de fórceps, ventosa o al parto por cesárea.

El bebé puede entonces sufrir de hipoglucemia o períodos de niveles bajos de glucosa durante sus primeros días. Hay un leve incremento de riesgo de muerte del bebé cuando la madre no sigue el tratamiento, por lo cual debe llevarse un control de los niveles de glucemia para disminuir este riesgo.

Los niveles altos de azúcar en la sangre, usualmente vuelven a la normalidad luego del parto.

Sin embargo, las mujeres con diabetes gestacional deben tener un seguimiento cuidadoso luego de haber dado a luz. En las citas periódicas con su médico se deben observar picos o tendencias a la diabetes mellitus, ya que muchas desarrollan diabetes luego de un lapso de 5 a 10 años después del parto.