En las cifras de accidentes de tránsito ocurridos durante el período de Navidad, las motocicletas tuvieron un índice de participación verdaderamente alarmante.

Esta realidad se explica no solo por la abundancia de este tipo de vehículo, sino por el hecho contradictorio de la falta de regulación que privilegia a estas unidades motorizadas en comparación con las demás.

Los motociclistas se dan el lujo de andar sin placas, sin luces, a contravía, sin licencia ni seguro, de manera temeraria, sobre las aceras, sin cascos protectores  y violando todas las regulaciones cuyo cumplimiento se exige rigurosamente a los  conductores de otros tipos de vehículos motorizados.

Son, por demás, los que menos cubren los preceptos de responsabilidad civil por daños y perjuicios contra terceras personas y sus propiedades, en comparación con los conductores y propietarios de vehículos de cuatro y más ruedas.

II

En este último aspecto la incidencia es bastante alta, si se toma en cuenta que el denominado “motoconcho” es una realidad como servicio de transporte de pasajeros.

Entre la temeridad de muchos motociclistas y la falta de regulación del uso de las motos por parte de las autoridades competentes, han convertido las muertes y lesiones causadas por motocicletas en un grave problema de salud pública.

En términos de orden público, las motocicletas están vinculadas con frecuencia alarmante a crímenes y delitos que se registran en el país, ya sea como medio de transportación o como objeto de sustracción y robo.

En materia de registro y documentación hay serias fallas en nuestro país y es muy alto el número de motocicletas en falta que circulan por nuestras vías públicas.

La participación de motos en accidentes fatales fue tan alta en Nochebuena, que una autoridad médica en materia de traumatología llegó a sugerir que en Año Nuevo se prohibiera la circulación de este tipo de vehículos a partir de las 7:00 de la noche, sugerencia que no fue acogida.

Nadie está planteando que se prohíba el uso de motocicletas. Sería un absurdo. Pero no hay duda de que la temeridad de muchos motociclistas y la dejadez de las autoridades en aplicarles la ley forman un dueto trágico y luctuoso que debe ser enfrentado con decisión.

Signos preocupantes

Los precios del oro y el platino han tenido últimamente repuntes importantes. Hay una fuerte demanda de estos metales, pero no para procesos industriales o algo parecido, sino como elemento de cambio para acumular valores.

La razón de esta demanda es la devaluación cada vez más acentuada del dólar frente a alzas sin precedentes del precio del petróleo y la fuerte revalorización del euro.

Un importante índice de desempleo en los Estados Unidos, jamás visto desde el 2005, parece, según expertos, síntoma de una próxima recesión en la economía de ese país.

Hasta hace algunas décadas, muchas monedas tenían el oro como patrón de referencia, en vez del dólar. Parece haber una tendencia, no a restablecer esta paridad, sino a acumular riqueza en metal en vez de moneda. Son signos preocupantes.