Controversia

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Los buenos periodistas tratarán de hacer la primera impresión del día agradable a sus asiduos lectores si es que se trata de un diario de la mañana para que vayan con la sonrisa en los labios a dedicarse con entusiasmo a las labores del día; nunca un buen periodista, hará sentir a uno el peso de la enjundia, y lo mismo sucede si se tratare de otro diario o revista, sea cual fuere las horas de salidas o los días; cuando se trata de una revista, en esta parte cambia el aspecto.

El periodista tiene muchas misiones que  cumplir,  pero la principal es la de dejar satisfechos a sus lectores y dejarles una buena impresión de las cosas. Ahora bien, no queremos con esto restar valor alguno a un buen artículo de fondo, pues un periódico tiene muchos y variados lectores y aún al menos dotado le gusta leer cosas que le den sus dolores de cabeza; pero quizás nuestras frases dejen alguna duda entre las personas que acostumbran a leernos, y para evitar esto, vamos a decirles sin más rodeos, que nosotros abogamos por una mayor y mejor comprensión entre los escritores y el público que está siempre a la caza de novedades, que hay que distinguir entre escritor y periodista, que la misión de uno es muy distinta a la del otro, que mientras no haya un buen periodismo no habrán buenos periódicos, pues entre un escritor y un periodista hay casi un abismo. Los verdaderos artículos de periodismo son aquellos que, además de satisfacer al lector, influyen poderosamente sobre él, incitándole a incrementar su cultura; pero hay que recordar que no puede realizar esta misión quien no posea una buena orientación y está la parte que tiene sus pro y contra, pues en el camino en que  vivimos, donde ahora es cuando se ha venido a despertar ese deseo de hacerse de una cultura, no cultos, es muy difícil que se dé su valor verdadero a las cosas, y podemos caer en la desgracia de no ser leídos o de que gusten los artículos al público, pero que a los dirigentes del diarismo no  les agraden, sea porque ellos no comulguen con nuestras ideas o porque nuestros trabajos perjudiquen sus intereses.

Nota: Estos (2) últimos artículos fueron publicados originalmente en la revista literaria  “Ariel” que dirigía su autor en diciembre del año 1943.

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