En un ataúd cubierto por la Bandera Nacional y después de que su cadáver recibiera honores militares de un batallón compuesto por tres pelotones de la Fuerza Aérea Dominicana, como correspondía a su rango de mayor general, fue sepultado el  viernes Pedro Bartolomé Benoit Van-Der-Horst, presidente de la Junta Militar formada en 1965 tras el derrocamiento del Triunvirato que presidía Donald J. Reid Cabral. Tenía 91 años.

El militar, al que se acusaba de entreguista, de haber solicitado la intervención de tropas norteamericanas, fue velado en la funeraria Blandino del ensanche Ozama, donde oficiales  montaron guardia de honor. Fue sepultado en el cementerio Cristo Salvador.

Hacía tiempo que padecía de diabetes, Alzheimer, Parkinson y afecciones prostáticas. En las últimas dos semanas no hablaba y apenas abría los ojos, según narró su hijo Luis Régulo.

Estuvo internado  en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas, donde por su avanzada edad  no pudieron operarlo de una rotura de fémur.

Nació el 13 de febrero de 1921 en Samaná, hijo de Pedro José Benoit y Daysi Van-Der-Horst. Se casó con Luisa Estervina Tejeda, ma- dre de sus  hijos Pedro Bartolomé, Luisa del Carmen  y Luis Régulo. Cuando el Golpe de Estado de Rodríguez Echavarría, el 19 de noviembre de 1961, estuvo a cargo de la Base Aérea de San Isidro.

 Fue además comandante del Grupo Técnico de Mantenimiento y fundador y director de la primera escuela técnica de la Fuerza Aérea Dominicana, creada en 1957.  Ingresó al Ejército a los 17 años, en 1939,  luego fue trasladado a la Aviación Militar, encargado de trasladar ese cuerpo desde Miraflores a San Isidro.

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Sin remordimiento

En una entrevista concedida a Ángela Peña en el 2003, Benoit manifestó que no temía al juicio de la historia y que no se arrepentía de su actuación en 1965, que no consideraba una afrenta. Declaró que la historia tendría que absolverlo, como a Fidel Castro. Citó a Benito Juárez “que solicitó la armada americana para evitar el bombardeo de Veracruz” y dijo que, como Juan Pablo Duarte,  perdonaba a quienes le acusaban.