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Durante los últimos cincuenta años el entorno socio-económico y político de la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) ha experimentado cambios extraordinarios de los tipos más diversos, y se está a la espera de que se produzcan otros de grandes dimensiones. En la actualidad, como lo ha manifestado en ocasiones la rectora de esa Casa de Altos Estudios, doctora Emma Polanco, la Universidad primada se enfrenta a tres grandes desafíos: Su expansión para atender la demanda social; su interacción con la sociedad, en la búsqueda de tipificar sus necesidades y problemas relevantes; y su programación para cubrir el nivel de postgrado, lo cual requiere un desarrollo concomitante de su capacidad de investigación. La actual coyuntura económica por la que atraviesa nuestro país ha hecho que las insuficiencias de financiamiento en la educación superior se hayan agudizado en los últimos años. Echémosle un vistazo a la situación financiera de la Universidad Estatal. El Presupuesto General del Estado Dominicano del año 2019 en curso asciende a la suma de RD$921, 810, 546, 351 millones, en el mismo se contempla un aumento de solo RD$500 millones a la UASD, menos de la mitad de lo solicitado por sus autoridades y menos de una quinta parte de lo que a la Universidad Primada por ley le corresponde. Véase contenido de la Ley 5778, del 31 de diciembre de 1961 que declara la autonomía de la UASD y la 139-01 de Educación Superior, Ciencia y Tecnología del 13 de agosto del 2001 que crea el Sistema Nacional de Educación Superior y establece la normativa para su funcionamiento. Para alcanzar sus metas y cumplir con eficiencia sus funciones como institución de servicio público, la UASD requiere de un aumento de su presupuesto ascendente a la suma de más de mil millones de pesos. Pero, ¿cuáles perspectivas de aumento de presupuesto en favor de la UASD existen en un ambiente de recesión económica y de endeudamientos externos como el que estamos padeciendo? En una situación económica como ésa, resulta extremadamente difícil el manejo eficiente de una universidad como la UASD de más de 230 mil estudiantes, con una oferta curricular de 119 carreras profesionales y presente en 19 de las 32 provincias del país.
En las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo 20, las autoridades de la Universidad Primada tuvieron que enfrentar, al igual que hoy, situaciones adversas al buen desenvolvimiento de esa Alta Casa de Estudios debido a la carencia de un presupuesto adecuado. ¿Cómo pudo la UASD mantenerse abierta en medio de tantas carencias? Era, que en tiempos del reinado de la tiza y del borrador, la falta de recursos de una institución de educación superior podía ser sustituida por el sacrificio y la entrega de su personal docente, de su alumnado y de su personal administrativo. Lamentablemente, ya no. Como otros países de la América Española y el Caribe, la República Dominicana ha estado expuesta a fuertes desequilibrios externos y para contrarrestarlos ha tenido que recurrir a frecuentes devaluaciones de su moneda que a su vez han provocado procesos inflacionarios, imposibilitando la dedicación de más recursos económicos al sostenimiento del Sistema Dominicano de Instituciones de Educación Superior y a la solución de otros problemas que afectan a la sociedad.
Aunque no con la celeridad requerida, en los últimos 50 años, hemos avanzado bastante en materia de gestión y administración de instituciones de educación superior. Actualmente, todas nuestras universidades disfrutan de autonomía. Y al menos dos de ellas, la Pontificia y Real Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) de Autonomía Plena. Volveremos sobre el tema.