POR ODALIS MEJIA
El 85% de los fuegos forestales ocurren por la tumba y quema de árboles por agricultores para preparar terrenos para la siembra. Es lo que se conoce como conuquismo, que muchas veces se lleva a cabo en áreas protegidas, constituyendo un peligro mayor en la pérdida de vegetación, explicó el coordinador técnico de la Subsecretaría de Recursos Forestales, Ramón Díaz Bernard.
En febrero comienza la primera temporada de incendios forestales, por lo que las autoridades de Medio Ambiente iniciaron las medidas de contingencia para prevenir que no ocurran en la magnitud del año pasado cuando se registraron 244, cifra récord en el país, y que implicaron la quema de más de 300,000 tareas.
Otras de las causas de los incendios lo constituyen actitudes intencionales, quema de pastos y la cacería de cerdos cimarrones.
Al realizar un taller con funcionarios y técnicos de todo el país, Díaz explicó que se busca identificar las necesidades y realidades de la institución para enfrentar posibles catástrofes.
Afirmó que las zonas más propensas a los incendios son la Cordillera Central, las Sierras de Neiba, Baoruco y Los Haitises. En los últimos 40 años han sucedido 5,629 fuegos forestales que han significado unas 4.5 millones de tarea.
El 2005 fue muy intenso con la ocurrencia de múltiples fuegos forestales. Hubo un día en que se registraron 18.
Se recuerda también la catástrofe de la Cordillera Central, donde se produjo un gran fuego por más de dos semanas y en el que intervinieron bomberos forestales de Venezuela, que ofreció ayuda que había solicitado a otras naciones que no respondieron. Fuera de la cordillera se quemaron unas 50,000 tareas, informó Díaz.
«Muchos campesinos por sembrar 50 tareas queman miles», expresó.
Dijo que la práctica de conuquismo ha sido tan irracional que en 2002 se determinó en un estudio para la reforestación de la Cuenca de Sabana Yegua, que las zonas con más altos niveles de erosión se encontraban en las áreas protegidas, debido al mal manejo de los agricultores.
«Tenemos, como Estado, que buscar una solución, ya que no se puede sacar a los campesinos de la siembra porque esa es su forma de subsistencia», señaló.
Dijo que uno de los factores de riesgos es que los bosques del país en su mayoría son pinos que contienen mucha resina, elemento de combustión que facilita la expansión de los fuegos. También la sequía y los vientos contribuyen a la propagación
Planteó que entre las medidas que se pueden adoptar están crear líneas cortafuegos de alrededor de cinco metros, quemar en horario nocturnos cuando la humedad del aire es más alta; supervisión de parte de técnicos de los fuegos, entre otras.
El coordinador forestal afirmó que en materia de personal técnico Medio Ambiente está en capacidad para las labores de prevención, pero que faltan equipos para facilitar el trabajo.
En el país hay 39 casetas de vigilancia de fuegos forestales, 10 torres de observación y 21 brigadas de control con 12 hombres cada una.
Díaz afirmó que además de esto se necesitarían otras 12 torres y más bomberos forestales. Pero estas necesidades, apunta, se complican por las limitaciones económicas de la Secretaría de Medio Ambiente.
Gran parte del personal de Medio Ambiente gana un salario inferior al sueldo mínimo de RD$2,300. Ante esa realidad, explicó, se busca hacer alianzas con sectores externos, ONGs ayuntamientos y diferentes entidades para crear mecanismos de colaboración en la prevención de los incendios forestales.
La primera temporada de incendio sforestales inicia en febrero y culmina en abril; en ese período los agricultores acondicionan sus terrenos para esperar la temporada de lluvia. Mientras que la segunda comienza en julio, hasta septiembre.
CIFRAS
En el año 2000 ocurrieron 114 incendios forestales con una superficie afectada de 3,304 hectáreas. En 2001 sucedieron 110 fuegos que afectaron 1,603 hectáreas.
Mientras que en 2002 hubo 77 incendios que dañaron 936 hectáreas. Para 2003 se dieron 190 con unas 5,430 hectáreas afectadas.
En 2004 se quemaron 4,264 hectáreas a través de 111 fuegos forestales. En tanto que el pasado año hubo 244, registrándose más de 300,000 hectáreas quemadas.