Conversación con César Augusto Zapata:
“Ningún escritor se forja de la nada”

<STRONG>Conversación con César Augusto Zapata:</STRONG> <BR>“Ningún escritor se forja de la nada”

POR LEÓN DAVID
-Debemos comenzar, por fuerza, hablando de tu más reciente libro Edades del Instante, postelegías ¿Por qué el prefijo “post”?  ¿Quisieras distanciarte de la elegía clásica?

-Se preconiza la muerte de muchas cosas, hasta convertir a fuerza de neologismos el mundo de las artes y las estéticas en un cementerio al que van a parar con asombrosa rapidez todas las modas. Pero yo no pretendo inscribirme en esa escuela de sepultureros, bien sé que la literatura avant garde está hecha de recuperaciones de la tradición. Más bien he utilizado el prefijo post como una ironía dirigida a esos sepultureros, al tiempo que me ha servido para poder jugar como en el  collage,  con una serie de elementos contemporáneos así como de la tradición y armar un entramado mítico que es el soporte fundamental del libro Edades del Instante.  Ya desde el título anuncio mi estrategia de conjugar el ahora con los elementos que me brinda la tradición, en un tono elegíaco que toca no sólo a la soledad y lo perdido sino a esa cuestión de brevedad y lo irrecuperable que se aloja en todas las cosas finitas.

-Edades del Instante, recorre en tono elegíaco elementos que van desde el gesto del samurai hasta el amor y la muerte, ¿No consideras que es una mirada pesimista al mundo?

-Sin pretender rescatar la filosofía pesimista, estamos arrojados en el mundo.  Cierta tradición Vaisnava de la India considera que el Supremo creó la necedad para complacerse. Ante una afirmación como esa uno piensa que la vida misma tiene un tono elegiaco. Pero  William Shakespeare  lo dijo mejor que yo: Qué verdad puede haber si existe la muerte…

-Sin embargo, esto nos coloca frente a  una pregunta acerca de la formación del escritor, su definición, sus influencias…

-Ya sabemos que ningún escritor se forja de la nada, que se nutre de lecturas y asimila estrategias y hallazgos. Hoy día esta es una verdad casi absoluta. Definir, sin embargo, al poeta o al escritor por la simple afirmación de que es alguien que se nutre de la tradición, es olvidar el riesgo, la necesaria  apuesta de la poesía, por parte del creador, en permanente cuestionamiento, que  es lo que garantiza su salud creativa. El escritor que no explora posibilidades está muerto con su propio texto de panegírico. Ahora,  esa exploración, casi siempre abisal del escritor en los límites del lenguaje, debe ir acompañado por el detector aquel propuesto por  Ernest Hemingway, para distinguir los hallazgos creativos de las excrescencias verbales. A la época y promoción en que me tocó comenzar a escribir le marcó la caída de utopías, tanto locales como globales, la decepción fue una divisa que orientó lecturas y estrategias escriturales.

-Poeta y narrador, profesor de psicología ¿Pueden convivir diferentes estrategias ante la página en blanco?

-Pienso que la posibilidad de desdoblarse para enfrentar distintos momentos del acto de la escritura es, en gran medida, un asunto de temperamento.  Algunos prefieren concentrarse en un  determinado género y sólo incursionan en otro esporádicamente. En mi caso, podría estar a un tiempo ensayando entorno a una lectura y concluyendo un texto de ficción o poesía.  Ese cerebro dividido es el resultado de una manera de ser.  No creo que estemos dotados de nada especial quienes así escribimos, se debe más bien a una tendencia al caos, en el sentido en que los físicos discuten pequeñas variaciones que pueden producir grandes cambios. En cuanto a la condición de profesor: cuando no se vive de la poesía, cuando no hay versos para meter adentro de las galletas, entonces queda la Universidad y las aulas para no morir o morir de otro modo. En fin, todo decir está atravesado de poesía, todo es cuestión de ponerlo en un determinado orden que revele su sentido.

-Pero no siempre se logra calidad en los géneros explorados. No siempre somos Lezama Lima, Borges,  Paz.

-Ya eso es cuestión del lector. Empero creo que ya hace buen rato que se han difuminado los límites que separan a los géneros en literatura.  Enrique Aduon afirma que una novela es un texto que dice en su portada “novela”… sin llegar a ese extremo irónico, pienso que los géneros están interpenetrados. (continuará)

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