Hacer con soltura lo que es difícil a los demás,
he ahí la señal del talento; hacer lo que es imposible al talento,
he ahí el signo del genio.
Henry F. Amiel
Cuando alguien ha encontrado su pasión, no hay vuelta atrás. Si lo que hacemos nos permite usar los talentos y habilidades que tenemos, haciendo uso de nuestros gustos y ayudando a las personas mientras somos recompensados, no es “trabajo” sino “bendición manifestada”. Una labor así llena la vida de prosperidad y libertad.
La vida no se equivoca. El tiempo de Dios siempre es perfecto. En el momento en que reconocemos para qué hemos sido creados no vale excusarse con nosotros mismos, o con otros, diciendo que aun no estamos listos. Henry Van Dyke nos recomienda: “utiliza en la vida los talentos que poseas: el bosque estaría muy silencioso si sólo cantasen los pájaros que mejor cantan”.
La Biblia está llena de ejemplos de como el Creador “prepara” a sus hijos para la tarea que les encomienda. Lejos de ser humildes, las personas que argumentan no estar listas para su misión ¡son arrogantes! Creen que pueden hacer algo para que el plan de Dios funcione. En realidad, expresan una conciencia infantil que no quiere asumir responsabilidad.
En mi experiencia como facilitadora de programas de transformación autoconsciente, veo gente que tiene mucho talento que no está desarrollando su potencial. La capacidad es abundante, lo que escasea es el compromiso que nos hacer ser constantes hasta lograr nuestro sueño.
Honoré de Balzac dijo: “No existe gran talento sin gran voluntad”. ¿Quién no quiere vivir con gozo y libertad?¿Quién no desea despertarse en las mañanas lleno de pasión y propósito, sabiendo que es el dueño de su tiempo y de su actividad? ¿Quién no sentiría como bendición el poder expresar su creatividad en lo que hace? ¿Quién no desearía trascender y dejar su sueño como faro de luz que guía a otros?
Uno de los hábitos que debemos cambiar es el de atacarnos a nosotros mismos. Olvidar el deseo del alma no es un crimen que hay que castigar. Me gusta más la idea de invitarnos a nosotros mismos a dar un paseo, buscar un lugar tranquilo y bonito que nos inspire para responder con sinceridad la pregunta: ¿Qué es lo que de verdad deseo que ocurra con mi vida?
Una vez que hacemos nuestra parte, la vida nos apoya por medio de nuestros aliados mostrándonos el camino, los recursos y las personas que nos ayudarán a hacer realidad nuestro propósito con facilidad, deleite, y prosperidad ¡Lo he visto en mí y en otros!
Me siento muy agradecida por disfrutar de un maravilloso cometido que satisface mi deseo de ir más allá de ganar dinero, desarrollando cada día una mejor versión de mí misma, teniendo la libertad de ser la hacedora de mi presente y mi futuro.
La libertad es poder. Alcanzar la deseada libertad, que hoy atesoro, ha implicado que asuma una posición de responsabilidad ante mi sueño. ¡Sí! Como dice una frase de la película del Hombre araña: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. ¿Hay acaso un mayor poder que la libertad? Quien desea con todo su ser vivir en libertad deberá pagar el precio de dejar ir las ilusiones infantiles, para ir en la dirección de un compromiso sagrado con el crecimiento. Hacer grata la responsabilidad de clarificar cada día las elecciones que hacemos, es de gran utilidad.También tenemos la responsabilidad de:
– Desechar lo que no nos hace bien, diluye nuestras fuerzas o sabotea el éxito en nuestra misión. Si es necesario, alejarnos de aquello que pone en riesgo nuestras prioridades.
-Dejar atrás la posición de víctima que depende de las circunstancias y/o del amor de los otros para ser felices.
-Utilizar a plenitud los talentos y capacidades.
-Asentir lo que ya no podemos cambiar. Decir sí tanto a lo que nos gusta como a lo que no nos gusta.
-Hacernos cargo de todas nuestras creaciones.
-Enfocarnos en aquello que alimenta nuestro sueño.
-Asumir con valentía los desafíos y las adversidades (ellos también son parte de nuestro entrenamiento para alcanzar los sueños)
-Utilizar los cambios para impulsarnos a dar en el blanco.
– Ponernos en acción y confiar en la alineación de nuestras bendiciones.
-Alimentar la certeza de que somos una pieza clave para que el plan de Dios se cumpla en la tierra.
Esta declaración repetida en voz alta (una a tres veces al día), fortalecerá el compromiso con tus deseos. Poner la mano derecha en el corazón, mientras lo dices, potencia aun más el efecto:
“A partir de este momento, me comprometo a ser honesto conmigo mismo, a clarificar lo que realmente deseo para mi vida y, a ponerme del lado de la prosperidad en todas las áreas de mi vida.Abro las puertas en este instante a que mi camino sea revelado y, con él todos los recursos y las personas que me ayudarán a crear mi proyecto de vida, de autenticidad y de libertad”.