FIDELIO DESPRADEL
El sábado pasado se cumplieron 41 años del golpe de estado contra el gobierno constitucional de Juan Bosch. Profundizar en este hecho histórico, más allá de lo que ya es tradicional, es fundamental para poder otear el porvenir, mucho mas en momentos como los actuales, cuando la Republica Dominicana esta inmersa en una crisis integral.

Vamos por parte: Cuarenta y un años son suficiente tiempo para sacar conclusiones, no tanto para alentar retaliaciones intrascendentes sino para poder apuntar hacia las acciones por venir. En 1961, hacia ya bastante tiempo que Trujillo era el mandamás de un Bloque de Poder, donde el «y sus circunstancias» constituían el sector hegemónico, y donde los terratenientes, los minúsculos sectores industriales ligados empresarialmente a Trujillo (con excepción del escaso y focalizado capital extranjero), y los grandes intermediarios y comerciantes, constituían las otras tres patas de aquel sólido Bloque de Poder, donde Trujillo se apropiaba, a través del control del aparato industrial, de la mayor parte de la Renta Nacional.

Trujillo era el principal capitán de industria del país. Todos los demás miembros de aquel particular Bloque de Poder, o eran socios minoritarios de Trujillo, o eran terratenientes o grandes intermediarios y comerciantes. Trujillo era el beneficiario principal, por mucho, de la Renta Nacional que se generaba en el grande y hasta cierto punto moderno aparato industrial, tanto agrícola como urbano. La parte de esa Renta Nacional que se derivaba de la explotación terrateniente e intermediaria, era ínfima en relación a la industrial. Y el capital financiero solo existía, en aquel entonces, en el estatal Banco de Reservas y en las escasas, muy escasas, inversiones bancarias extranjeras.

La cosa es que la raquítica, atrasada y poco experimentada burguesía terrateniente, intermediaria y comercial, y los socios industriales menores en las grandes empresas de Trujillo, que constituían, junto al Jefe, el Bloque de Poder de aquel entonces, al ser decapitado Trujillo, pensaron que esta media isla les pertenecía, por mandato divino. Y con todo su atraso e ineptitud; con todo su raquitismo mental, esas otras patas del poder trujillista, se aprestaron a «tomar posesión» de esta propiedad, suya, que se llamaba y sigue llamándose,  Republica Dominicana.

Les fracaso el plan de legalizar su asalto a la Republica Dominicana a través de las elecciones de diciembre de 1962, organizadas por los yanquis y por ellos. Juan Bosch y el pueblo le frustraron sus sueños. Y resulta que la constitución de 1963 implicaba un modelo desarrollista, con fuertes elementos de redistribución social. Entonces: tumbaron a Bosch en uno de los crímenes más grandes perpetrados contra la Republica Dominicana en toda su historia. Y ante la reacción del 14 de junio, en defensa de la Constitución y la constitucionalidad, en una reunión realizada en el Palacio Nacional, el 17 de diciembre de 1963, decidieron que «Manolo Tavárez no podía bajar vivo de las lomas». ¡Manolo era el líder que podía contribuir a la consolidación, potenciación y trascendencia de los alcances desarrollistas de la Constitución de 1963!

Luego vino el inmenso desastre del Triunvirato. Y cuando el pueblo y los militares constitucionalistas los sacaron del poder, con el fuego en las nalgas, entonces apoyaron fervientemente la intervención militar norteamericana, y la inmensa mancha de sangre y retroceso que se impuso en el país a partir de aquel hecho vil.

Durante el gobierno de «los 12 años», esos mismos sectores, y sus continuadores, empezaron a organizarse. Y con el primer gobierno del PRD, en 1978, habiéndose ya constituido en un nuevo Bloque de Poder, con el sector financiero, industrial extranjerizante e intermediario al mando, y donde la agricultura e industria nacional quedaron como sector subordinado, empezaron a conformar, siempre aliados a los norteamericanos, la nueva Republica Dominicana, dependiente y polarizante.

Esta raquítica clase gobernante nació natimocha. Crecieron a la sombra de Trujillo, pero el tirano no les dio espacio para desarrollarse, más que como lacayos, arrimados al poder. No tienen dignidad ni sentido nacional ni patriótico. Y además, son los responsables directos de todos los crímenes económicos, políticos y sociales que se han cometido contra la Nación Dominicana, creada a fuerza de patriotismo, lucha e inmensos sacrificios, por las distintas generaciones de dominicanos y dominicanas que la han enaltecido desde los años de la Trinitaria, y mucho antes.

Ese Bloque de Poder es el que tiene que ser desplazado del control de las instituciones del Gobierno y demás instancias estatales (iglesia, escuela, cultura, ONGs, otras). Debe ser desplazado por un Bloque Social Alternativo, que habrá de forjarse al calor de la brega por ¡Cambiar el Rumbo del País!. ¡Seguiré tratando el tema!