La raíz de la actual crisis fronteriza radica en que durante toda la vida republicana las relaciones entre República Dominicana y Haití no se han regido por un marco jurídico fronterizo, manteniendo un control arbitrario, individualizado, corrupto, violento y medalaganario. Las autoridades han perdido la confianza entre sí y actúan por revancha.
Es la convicción del padre Regino Martínez s.j., al narrar su experiencia de 49 años en la frontera norte, donde aprendió que somos dos pueblos hermanos que necesitan una convivencia basada en el diálogo, el respeto, la confianza, fortaleciendo la credibilidad.
Puede leer: Bandas haitianas utilizan a RD para depositar dinero
Y en función de este logro y la superación de los problemas actuales, el sacerdote jesuita que con la palabra y el ejemplo predica la hermandad dominico-haitiana, hace una advertencia:
En la actualidad la situación de la República de Haití tiene dos componentes que generan ingobernabilidad: uno, las bandas barriales armadas, y dos, la banda de políticos que han asaltado el Estado para gobernar a su antojo, pero solo se está teniendo en cuenta a las bandas barriales como mal para la gobernabilidad.
Haití necesita servicios institucionalizados para superar la actual crisis de gobernabilidad. Lo determinante no es solo combatir las bandas barriales armadas, pues quienes les han repartido armas son políticos, empresarios y comerciantes. Quienes tienen que resolver los problemas de gobernabilidad son los haitianos, la Fuerza Solidaria Internacional tiene que cooperar, no imponer un personal haitiano.
Los responsables
Tras señalar que la frontera es fruto de los intereses de los países colonialistas Francia y España, no de los pobladores de la isla, dice: Actualmente quienes mantienen la división, intrigas y prejuicios en la población de la isla son los Gobiernos de las élites sociales de cada país, teniendo en cuenta el capital local y los intereses neocoloniales.
Al dar testimonio de sus vivencias dice: “Lo que más me ha ayudado a trascender los prejuicios personales y los inducidos desde las élites republicanas es el sentido de humanidad, que me hace consciente de que somos personas iguales, libres y con una responsabilidad común:
«Cómo lograr el buen vivir en la isla respetando la identidad cultural de cada quien, haciendo lo que esté a mi alcance”.
A seguidas advierte que hablar de oídas y tomar decisiones desde fuera de la frontera, sin conocer la realidad fronteriza, es muy arriesgado y pueden lograrse resultados totalmente diferentes a los requeridos.
La gente se entiende hablando y manteniendo la actitud de servir. Tenemos que situarnos uno al lado del otro para dialogar, compartir, respetarnos, hacer lo que cada uno pueda para lograr la convivencia. Nos necesitamos mutuamente. Haití no puede prescindir de RD, ni RD de Haití.
En visitas a las comunidades, siendo párroco de Dajabón, constató que las mujeres dominicanas que comerciaban con tejidos usados comprados a haitianas en Wanament, tenían problemas al cruzar la frontera con la mercancía adquirida en Haití. Organizaron 700 vendedoras en la Asociación de Mujeres la Nueva Esperanza de Dajabón (ASOMUNEDA).
Pero las mujeres hablaron con el jefe de Ejército para que el Presidente las dejara pasar 80 kilos de ropa sin pagar impuestos por la Aduana de Dajabón. Ahí está el origen del cruce legal de mercancía, indica el sacerdote y agrega:
Organizados ya los campesinos del llano de Dajabón con los de las lomas, iniciaron en 2005, desde Solidaridad Fronteriza, entidad jesuita que dirigió, las visitas a los obreros irregulares haitianos en las fincas de banano orgánico donde trabajan y las comunidades donde viven, culminando con la formación de ASOMILIN, Asociaciones Solidarias de Obreros Migrantes de la Línea Noreste.
En seguida expresa, aparecieron las necesidades: Primero, la regularización. Solidaridad Fronteriza, en coordinación con la Oficina de Estado Civil de Wanament sacan cinco mil actas de nacimiento y más de tres mil pasaportes en los consulados de RD y Haití en Dajabón y Wanament.
Segundo: Formaron la Cooperativa de Ahorro y Crédito de ASOMILIN, primera asociación de obreros migrantes incorporada legalmente, donde podían mantener seguros los ahorros ganados. Tercero, los viajes de vacaciones navideñas. Cuarto, el cobro de prestaciones laborales. Quinto, las celebraciones festivas y culturales.
“Y así, si se quiere se puede…, logré encontrarme con los haitianos. El soporte económico de las actividades lo aportaban los mismos beneficiarios unidos y organizados en ASOMILIN”.
“El inicio de las relaciones domínico/haitianas, de pueblo a pueblo, quien la fundamenta es Nuestra Señora de la Altagracia y Notre Dame del Perpetuo Socorro, patronas de ambos pueblos, y quien nos hace conscientes de nuestra hermandad. Las celebraciones conjuntas de las fiestas patronales de la Madre de Jesús y madre nuestra, nos acercan, garantizan la armonía, porque los Gobiernos pasan y la frontera permanece”.