Se preocupan por las empresas, los trabajadores, la equidad de género y la contribución al desarrollo humano
El sector cooperativo es un actor económico y social importante en la región, pues no solo representa una contribución en términos de empleo, producción e ingresos, sino que también añade un fuerte componente de democracia, igualdad, sostenibilidad e interés por el avance de las comunidades, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Las cooperativas y las organizaciones de la economía social representan alternativas excepcionales si se trata de incrementar la productividad, y con ello los ingresos, y mejorar los niveles de empleo y su estabilidad, considerando también el acceso a la seguridad social que posibilita el trabajo asociado en este tipo de empresas, así como en otras formas empresariales de la economía social.
La Cepal público un estudio llamado “Instituciones y políticas públicas para el desarrollo cooperativo en América Latina”, el cual destaca que las cooperativas representan maneras distintas de abordar el desarrollo productivo, el desarrollo económico y el desarrollo sostenible. “Estas organizaciones aspiran no solo a todo ello, sino también a la democracia, tanto política como económica, fomentando la participación activa de los trabajadores en la gobernanza de sus propias empresas, repartiendo los frutos del trabajo de manera equitativa en las empresas, cuidando la comunidad y el medio ambiente donde se insertan, y preocupándose especialmente por la inclusión social, la equidad de género y la contribución al desarrollo humano de sus trabajadoras y trabajadores”, expresa.
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En América Latina y el Caribe las cooperativas representan un espacio intermedio entre el bien común y el bien particular, entre el bien público y el bien privado. Son un espacio comunitario que es, al mismo tiempo, social y productivo. En este espacio, los objetivos de desarrollo productivo no están disociados de los objetivos de desarrollo social.
“Las cooperativas y las demás formas de la economía social y solidaria representan no solo organizaciones sociales, sino también empresas, en un sentido incluso más verdadero que el de la empresa tradicional privada: una empresa que vela por el bienestar de sus trabajadores y que entiende que no existe una contradicción entre el progreso de las personas, de las empresas y de las comunidades”, dijo la ex secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.