Al extinto presidente Joaquín Balaguer nadie puede regatearle sus atributos intelectuales y su extraordinaria astucia como gobernante, aunque un poco disimulado maquiavelismo, ejecutado con la destreza de buen estudiante, marcó la mayoría de sus acciones y algunos imitaron su comportamiento, no para ganarse la calificación y ser aclamados como los nuevos “balagueres” sino para derivar los beneficios materiales que representaban la reproducción de sus conductas.
Como ejemplo narraré la experiencia vivida con un destacado miembro del Partido de la Liberación Dominicana, durante el primer gobierno de ese partido: Ante mi cuestionamiento sobre el afán de sus funcionarios en construcciones y mi crítica a situaciones que se produjeron en los gobiernos del doctor Balaguer, donde si se producía un brote de sarampión en cualquier comunidad, la respuesta era construir una costosa clínica u hospital, cuando con vacunas que valían centavos se evitaban otros brotes con morbilidades y mortalidades importantes, su respuesta fue: El gobierno prefiere construir porque el brote pasa, pero el edificio queda por muchísimos años y siempre se recordará quién o quienes lo construyeron.
Por eso tú escuchaste como bandera proselitista en campañas del Partido Reformista la persuasiva frase “Esto lo hizo Balaguer”.
El presidente Danilo Medina hizo un maratón de inauguraciones previas a su entrega del poder y recordé que al presidente Balaguer, abusando de su ceguera, lo pusieron a inaugurar obras inconclusas, pero el presidente Medina no es ciego y tal vez aspira a la “gloria” balaguerista y escuchar en próximos torneos electorales la frase “Esto lo hizo Danilo” aunque la verdad histórica sea que es un vergonzoso plagio, porque a él, como a otros gobernantes, “los hizo Balaguer”.