PYONGYANG. Millones de votantes norcoreanos, incluyendo el líder Kim Jong Un, acudieron a las urnas el domingo para elegir a los aproximadamente 700 miembros que conformarán la próxima sesión de la Asamblea Nacional, aunque la elección era más un acto de apoyo que una competencia.
Los electores podían elegir únicamente a un candidato, sancionado previamente por el estado, por escaño y el voto no se emite para elegir sino para respaldar o, al menos en teoría, rechazar a ese aspirante.
Los comicios, que se celebraron por última vez en 2014, renovarán por completo la Asamblea Suprema del Pueblo, que sobre el papel es el mayor órgano de poder de Corea del Norte. Sus delegados proceden de todo el país y todos los sectores de la sociedad. Los candidatos son elegidos por el gobernante Partido del Trabajo de Corea y por un par de formaciones de coalición más pequeñas que están representadas en la cámara.
Kim, recién llegado de Hanói tras su segunda cumbre con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también es miembro de la asamblea, aunque su poder reside en su control absoluto sobre el partido, el gobierno y el ejército. Medios estatales emitieron imágenes del líder votando en un centro electoral habilitado en la Universidad Tecnológica Kim Chaek de Pyongyang.
Como era costumbre en la Unión Soviética y en otras naciones comunistas, la participación suele ser del 99% o superior. Votar es considerado normalmente un deber y una responsabilidad y quedarse en casa no es una opción.
“Estoy muy orgullosa de votar por primera vez”, dijo Kim Ju Gyong, una universitaria de 19 años, que votaba el domingo por la mañana en la escuela primaria número 4 de la capital. “Me siento feliz de ser una ciudadana y quiero hacer lo mejor para el futuro de mi país”.