Corea del Norte: un país que nunca ha conocido la paz

<STRONG>Corea del Norte: un país que nunca ha conocido la paz</STRONG>

BBC Mundo. Corea del Norte nació del conflicto entre comunismo y capitalismo de la Guerra Fría, una historia de la que nunca ha sido capaz de escapar.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, Corea fue liberada de décadas de ocupación japonesa y parecía destinada a recuperar su independencia, con los aliados -EE.UU., China, Reino Unido y la Unión Soviética- apoyando ese objetivo.

Las fuerzas soviéticas y estadounidenses ocuparon los dos extremos del país en lo que fue visto como un período de transición previo a las elecciones democráticas. EE.UU. permaneció en el sur, en tanto que la Unión Soviética ocupó el norte.

Pero, a medida en que la cooperación en la guerra entre la Unión Soviética y EE.UU. se deterioró, emergieron dos estados: en el sur, la República de Corea, apoyada por Estados Unidos; en el norte, la República Popular Democrática Comunista de Corea, con un líder, Kim Il-Sung, que había sido entrenado por el Ejército Rojo.

Corea del Norte «nació como un monstruo», opina John Everard, exembajador del Reino Unido ante Corea del Norte. «Fue creada por oficiales del ejército soviético que parecían tener poca idea sobre de la creación de un Estado».

«Ellos convirtieron a Kim Il-sung en un líder, pero cuando hallaron que inspiraba poco respeto del público, levantaron en torno a él un culto a la personalidad de corte estalinista, de modo que el país terminó siendo gobernado por un rey dios, algo como los últimos reyes de Corea (antes de la ocupación japonesa)».

Estalla la Guerra de Corea. En 1950, Corea del Sur declaró su independencia. Corea del Norte, apoyada por la Unión Soviética y China, invadió el sur, lo que desató la Guerra de Corea, que duró tres años.

EE.UU. intervino ante el temor de que un dominio comunista en Corea podría tener implicaciones más amplias, dice Robert Kelly, de la Universidad Nacional de Pusan, en Corea del Sur.

«Si EE.UU. abandonaba la lucha en Corea del Sur, Washington temía que en todas partes de Asia cayeran como piezas de dominó (hacia el comunismo). Era algo que no podían arriesgar».

Una vez que la lucha llegó a un punto muerto, los presidentes de EE.UU., Harry S. Truman y luego Dwight D. Eisenhower, utilizaron la amenaza nuclear públicamente como un medio para tratar de poner fin a la guerra.

Pero también estaba claro que Truman no quería que el conflicto se extendiera o que desencadenara otra guerra mundial. En 1951, cuando el general Douglas MacArthur -comandante de las fuerzas de EE.UU. en el Lejano Oriente- pidió de forma pública atacar a China -partidario de Corea del Norte- fue relevado de su cargo por insubordinación.

Con poco tiempo en el poder, Kim Jong-un ha amenazado con usar su poder nuclear contra sus enemigos.

En 1953 se firmó el Acuerdo de Armisticio de Corea. Se suponía que iba a ser una medida temporal, el establecimiento de una zona desmilitarizada (DMZ, por sus siglas en inglés) a lo largo del paralelo 38. Pero una paz permanente nunca fue firmada. Y las tensiones en la frontera han perdurado desde entonces.

En sus primeros años, Corea del Norte prosperó, apoyada por China y la Unión Soviética. Pero las tensiones fronterizas se incrementaron con la rápida industrialización y el crecimiento económico de Corea del Sur.

«Corea del Sur llegó a ser realmente rica en la década de 1970, mientras que Corea del Norte seguía siendo un típico ejemplo de política estalinista. Al país le fue bien durante un tiempo, pero luego comenzó a tambalearse», explica Kelly.

La década de 1980 terminó con la caída de la Unión Soviética. Y la pérdida de la ayuda soviética constituyó un gran golpe. Cuando China reconoció a Corea del Sur en 1992, Corea del Norte se sintió traicionada y cada vez más aislada.

«La Guerra de Corea aún no ha terminado. Las viejas enemistades se mantienen, al menos a ojos de Pyongyang. Seúl ha avanzado económicamente y se ha convertido en una democracia próspera. El Norte se ha mantenido como en una burbuja desde mediados de los años 50. «

«Su economía ha ido en caída libre desde el colapso del bloque soviético», dice el autor y experto en Corea del Norte, Paul French.

«La economía fracasó, la industria se estremeció hasta terminar paralizada. Los mercados de exportación del bloque oriental se desmoronaron».

«La agricultura norcoreana colapsó y el país cayó en una hambruna a mediados de los años 90».

La ficha nuclear. El programa nuclear del país -que probablemente se inició en la década de 1960, de acuerdo con el exembajador John Everard- se hizo cada vez más importante.

«A medida que el entorno internacional se volvió en contra de Corea del Norte, sus dirigentes llegaron a considerar el programa nuclear como la garantía de su existencia como estado independiente», dice Everard.

Dos choques clave de Corea del Norte En 1976, dos oficiales del ejército estadounidense fueron atacados en la zona fronteriza mientras podaban un árbol supuestamente plantado por Kim Il-sung. Los mataron con sus propias hachas por funcionarios de Corea del Norte. No hubo disculpa pero sí un mensaje de arrepentimiento de Corea del Norte: «Nuestro lado nunca provocará de primero, pero toma medidas de autodefensa sólo cuando ocurre una provocación. Esta es nuestra posición consistente». Uno de los intentos fallidos de asesinato a los líderes de Corea del Sur ocurrió en 1983 cuando el presidente Chun Doo-hwan estaba de visita en Birmania. 21 personas, entre ellas tres ministros surcoreanos, murieron en el ataque. China amonestó a Corea del Norte y suspendió contactos durante meses. «El ‘Gran Líder’, Kim Il-sung; seguido por su hijo, el ‘Querido Líder’, Kim Jong-il; y ahora su nieto y ‘Líder Supremo’, Kim Jong-un, han tenido una enorme carta de triunfo: la gran ficha de la negociación nuclear», añade French.

Pero el programa nuclear de Corea del Norte también se convirtió en la principal fuente de tensión con Occidente. Las relaciones con EE.UU. y Corea del Sur han estado cerca de un punto de ruptura en varias ocasiones.

En 1994, el gobierno del presidente de EE.UU., Bill Clinton, estuvo al borde de la guerra con Corea del Norte, debido a la violación por parte de este último de los acuerdos internacionales para el control nuclear.

En 2002, las tensiones estallaron de nuevo cuando Corea del Norte expulsó a los inspectores nucleares internacionales en medio de preocupaciones, luego confirmadas, de que estaban desarrollando armas nucleares en secreto.

«La Guerra de Corea aún no ha terminado. Las viejas enemistades se mantienen, al menos a ojos de Pyongyang», dice Paul French.

«Seúl ha avanzado económicamente y se ha convertido en una democracia próspera».

clicLea también: dentro de los muros de Corea del Norte

El Norte se ha mantenido como en una burbuja desde mediados de los años 50, posicionando su narrativa histórica en términos de ser víctima, sólo que ahora, con una capacidad nuclear, todo el mundo debe prestarle atención».

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