Uno de los adornos que caracteriza las navidades en todo el mundo es la corona, y desde hace unos años ha cobrado protagonismo y no solo vistiendo las puertas de entrada, hoy la podemos ver en repisas y recibidores.

La historia de la corona navideña habla de la calidez y el sentimiento agradable que trae la Navidad y se colocaban en ella cuatro velas, una por cada domingo de Adviento. El verde por la vida y la esperanza y redonda para representar la eternidad.

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Nos encontramos este año con las versiones en hojas naturales como pino y eucalipto, pues aportan el extra del rico aroma.

Por igual, las de ramas secas y las más glamurosas con brillo y hasta plumas. Una mayoría sigue prefiriendo las verdes y mayormente se ven en hojas sintéticas para poderse usar por muchos años. Las vertientes de la corona navideña son en la actualidad tan numerosas como el mismo árbol, pues ya son parte esencial de la decoración de las fiestas.

Los espejos, repisas y hasta los baños llevan las coronas con bolas, flores y en los gustos más minimalistas con los muy usados lazos como única decoración. Resultan un proyecto muy divertido para los niños en casa si los dejamos decorarlas.

Hemos vuelto a la versión de hacerlas en hojas naturales, pues tenemos el agregado del rico aroma.

Muchos optan por comprarlas verdes y decorarlas a su gusto como un proyecto navideño o compartirlo con los niños.

Cualquier opción que elijas de la corona la puedes adaptar a tu estilo y a tu gusto. Es un símbolo de esperanza desde sus inicios, así que tienes una excusa perfecta para traerla a casa esta Navidad.