Un residentes de la Zona Colonial sale a la calle con tapabocas durante la cuarentena impuesta por el Gobierno para contener la expansión del coronavirus, este sábado, en Santo Domingo (República Dominicana). EFE/ Orlando Barría
La Ciudad Colonial de Santo Domingo, habitualmente bulliciosa y repleta de turistas, es más bien una ciudad fantasma en estos tiempos de coronavirus pero algunos de sus restaurantes, cerrados al público por decreto durante la cuarentena, mantienen sus fogones en marcha con fines solidarios.
El 15 de marzo pasado la Asociación Ciudad Ovando y el restaurante Pat’ e Palo, ubicado en la Plaza de España, pusieron en marcha una iniciativa para proporcionar desayunos y cenas gratuitas a diario, unas 500 por semana, a los miembros del Cuerpo Especializado de Seguridad Turística (Cestur) y recoger donaciones para proporcionarles mascarillas y guantes protectores.
Según los últimos reportes, en República Dominicana el coronavirus ya ha causado la muerte de 82 personas y contagiado a 1. 745.
CUIDAR A LOS POLICÍAS
El empresario holandés Louis Brocker, secretario de la Asociación y socio propietario de Pat’ e Palo y de otros establecimientos del casco histórico, explicó en declaraciones a Efe que ese cuerpo de seguridad “está trabajando muy duro” y con esta labor desinteresada quieren garantizar que los agentes tengan “una buena alimentación».
Hay varias personas voluntarias cocinado cada día para los policías, entre ellos el chef socio del restaurante, Saverio Stassi, quien tira de imaginación y creatividad para proporcionarles estas raciones diarias utilizando el inventario de alimentos con el que cuentan, aunque es cada vez más escaso, según señaló a Efe.
Por eso, solicitan más ayuda y donaciones, principalmente de comida, para seguir desarrollando esta tarea solidaria que pretenden extender a las personas menos favorecidas que viven en la Ciudad Colonial, donde hay muchas familias en situación de necesidad, indicaron los socios.
Con ese propósito, la Asociación Ciudad Ovando y la Unión de las Juntas Vecinos de la Ciudad Colonial se reunieron para identificar las áreas que necesitan ayuda, cometido para el que cuentan con la implicación del Cestur, bajo el comando del coronel Rafael Sosa.
Así, además de su trabajo para mantener el orden y la seguridad de espacios culturales, residentes e instalaciones durante la cuarentena, los agentes, con el apoyo de otros cuerpos policiales, realizan un levantamiento de quienes cuentan con menos recursos para subsistir, ahora que la falta de actividad en estas calles centenarias les ha arrebatado el sustento.
“Cuando terminemos el proceso llegarán los recursos. Esperemos que algunas personas se apiaden” y contribuyan a esta causa en favor de los ciudadanos más vulnerables de la Ciudad Colonial, señaló el coronel Sosa a Efe tras la entrega de las raciones de la mañana, que los agentes reciben tras ponerse guantes y mascarillas y colocarse en formación.
LOS OTROS GUARDIANES
También entre las ruinas y edificaciones centenarias está funcionando la cocina del restaurante Mal de Amores, de donde sale el alimento para otro tipo de “guardianes”, término con el que la artista y empresaria Diomary La Mala, dueña del negocio, denomina a los perros vagabundos que pululan por el barrio, explicó a Efe.
“Como ya decidimos que íbamos a cocinar en la cuarentena” para dar servicio de comidas para recoger en el local, y quedaban muchísimos huesos y despojos de carne, pues también “vamos a hacer comida para nuestros guardianes, porque ellos no pueden expresarse» y es mucho el amor que les tienen varias mujeres de la Junta de Vecinos, que junto a la cantante alimentan a los perros callejeros.
Además, Diomary aprovecha el espacio del local para hacer acopio de todo tipo de ayuda, desde artículos de higiene y protección hasta alimentos no perecederos, que enviará a San Francisco de Macorís (noreste), su lugar de nacimiento y uno de los municipios del país más castigados por el coronavirus.
En este sentido, también hizo un llamado a la vecindad a hacer sus aportaciones y llevarlas al establecimiento para enviarlas a esa demarcación donde, por la elevada tasa de afectados por el virus y la falta de recursos, se ven “escenas de película de terror”, dijo conteniendo las lágrimas.
Así, en las horas en las que no está vigente el toque de queda, que impide salir desde las 17.00 hora local (21.00 GMT) hasta las 06.00 hora local (10.00 GMT), estos establecimientos suministran aliento y alimento a quienes peor lo están pasando debido a la crisis creada por el coronavirus.