Hoy 
La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) es el alma máster de la República Dominicana de la que han salido grandes personalidades en todas las áreas del saber. Una diversidad de docentes egresados de esa academia ofrecen sus conocimientos en diferentes universidades del país y el mundo.
Investigadores de reconocimiento internacional formados en las aulas de las facultades de Humanidades, Medicina, Ciencias Jurídicas, Ingeniería y Arquitectura, Ciencias Sociales y Económicas, Artes, Agronomía y Educación, aportan en nombre de la UASD sus más especializados conocimientos en pro del bienestar de la humanidad.
En la actualidad, cuando la UASD necesita del fortalecimiento de su institucionalidad y el avance en la investigación científica, corporaciones pretenden ascender a la dirección de la academia teniendo como telón de fondo el financiamiento de candidaturas que solo tienen como objetivos el desmonte de las conquistas que han costado tanto esfuerzo.
Hoy cuando la UASD necesitas de las mejorías en sus infraestructuras, con aulas inteligentes, corporaciones económicas buscan medrar alrededor de los aspirantes a la rectoría con el único interés de tener influencias y corromper los principios éticos tan necesario para el buen funcionamiento de una academia de ese nivel e historia.
Hoy cuando su presupuesto no alcanza para los programas de investigación, esas corporaciones financieras han sido denunciadas ante la comisión electoral porque se acercan a determinados candidatos para, luego, pasar factura y conseguir contratos o posiciones vitales en las estructuras de dirección uasdianas.
Hoy cuando la UASD necesita de mejor imagen ante la sociedad dominicana y el mundo, estas corporaciones quieren hacer un botín particular en desmedro de la filosofía de la alma mater del nuevo mundo.
Hoy la UASD requiere de la participación de los sectores más sanos para impedir que la academia sea afectada por esas corporaciones que buscan dilapidar sus recursos.
Hoy la primera universidad del continente americano no se merece que sus verdaderos hijos se muestren indiferentes ante el peligro que se cierne sobre ella si las corporaciones lograran sus objetivos.
La UASD no merece como institución académica que esas corporaciones orquesten planes para comprar voluntades y trastocar el listado de los delegados al Claustro Electoral de un grupo estudiantil. La UASD debe luchar por sacar esas corporaciones.
