Corporaciones muestran su fuerza en negocios globales de deuda

Corporaciones muestran su fuerza en negocios globales de deuda

POR GILLIAN TETT
¿Qué tiene más poder en el mundo moderno: una compañía o un gobierno? En años recientes, se ha gastado mucha tinta sobre esa cuestión por parte de comentaristas izquierdistas, que generalmente denigran el poder corporativo. Pero ahora se añade una nueva arruga al debate por parte de una agencia de calificación del crédito. Hace unas semanas, Moody´s, la agencia norteamericana de calificación del crédito publicó un informe titulado “Los techos de divisas revisados reflejarán mejor el riesgo reducido de una moratoria después de una cesación de pagos por el gobierno”.

El trabajo atrajo poca atención en su momento, algo que no sorprende dado lo mortal del título. Pero es una lástima, Porque lo que muestra el informe es que Moody´s cree que en partes de los mercados de capital el balance de poder entre compañías y gobiernos ahora está cambiando. Y son las corporaciones las que están ganando.

El tema en cuestión es alrededor de qué ocurre con la deuda emitida en divisas (como dólares), en tiempos de emergencia económica (digamos, una crisis en mercados emergentes). En los últimos años, las agencias calificadoras han tendido a analizar la probabilidad de “defaults” de deuda en divisas de manera diferente a los créditos en moneda local, porque las presiones políticas -y la implicaciones prácticas- de estas difieren.

Moody´s, y en menor medida algunos de sus rivales, también han hecho una segunda suposición importante: que las calificaciones del crédito corporativo no suben por encima de las calificación soberana local, conocida como el “techo” en la jerga de la industria. (De ahí que si la deuda en divisas de un país tiene una calificación de Baa1, las compañías domiciliadas en esa jurisdicción no pueden tener una calificación más saludable).

La lógica que lo respalda es que en décadas pasadas los prestatarios corporativos han tenido el mal hábito de incumplir en el pago, o hacerlo en parte, en su deuda en moneda extranjera si se produce una cesación de pagos por el gobierno. Usualmente, eso era porque los gobiernos imponían una moratoria general a los pagos de la deuda, sin embargo, algunas veces los gobiernos también  han echado mano a las alcancías de activos en moneda dura de las compañías, como hicieron durante algunas de las crisis de deuda latinoamericanas pasadas.

Sin embargo, Moody´s piensa ahora que el clima está cambiando. Durante la década pasada, los prestatarios soberanos han sufrido “defaults” parciales. Sin embargo, con la notable excepción de Argentina, no han impuesto una moratoria general de pagos a sus compañías locales. En su lugar, países como Uruguay y Rusia de manera creciente han dejado a las compañías a sus propios medios, permitiéndoles seguir liquidando la deuda, si pueden hacerlo.

¿Por qué? Un factor -que, con tacto, Moody´s no cita explícitamente- puede ser que las compañías sencillamente se están volviendo demasiado poderosas para que se les diga lo que tienen que hacer, en particular cuando su alcance trasciende las fronteras. Otro es que la extendida eliminación de los controles del capital le dificulta a los gobiernos controlar los flujos de moneda.

Sin embargo, Moody´s alega  que la actitud de los gobiernos también está cambiando: los políticos, insinúa, comprende cada vez más que una moratoria de los pagos puede hacer daños terribles a largo plazo a la credibilidad a largo plazo del mercado sobre un país. De ahí que las agencias abandonaran formalmente su empleo de los techos en divisas: a partir de ahora, valorará a las compañías por sus propios méritos, otorgándoles calificaciones más altas a las de los gobiernos locales, si tienen mérito para ello.

Hasta ahora, el cambio ha tenido pocas implicaciones prácticas. Cerca de 15 compañías han visto subir sus calificaciones, la mayoría de las cuales son grupos de infraestructura que operan en sitios como Kazajastán y Rusia. Sin embargo, los precios de la deuda de los títulos afectados no parecen haberse movido, lo que indica que o el mercado ya apreció ese cambio, o que los inversionistas prestan poca atención a las calificaciones.

De todas formas, el impacto real del análisis de Moody´s pude que demore más en salir. Es concebible que más compañías en mercados emergentes puedan verse tentadas ahora de emitir deuda en divisas. También es probable que los bancos estén más dispuestos a prestarles, dado el peso que le añaden a las calificaciones.

Lo más importante de  todo es que el cambio de Moody´s también le da a los inversionistas en qué pensar. Ahora, hay pocas señales de que esté rondando algún “default” soberano”. Pero imagínese si un país como Turquía o Ucrania fueran a verse en serias dificultades el año próximo. ¿Podrían confiar los inversionistas en que el gobierno va a resistir la tentación de imponer una moratoria a los pagos?

Personalmente, todavía tienen que convencerme de que la respuesta va a ser “si”, siempre (revise Ucrania o Venezuela en busca de pruebas de cómo la política de gobierno puede cambiar inesperadamente). Pero si Moody´s tiene razón, las crisis futuras de los mercados emergentes en verdad se verán diferentes a las del pasado.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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