PARIS (AFP).- América Latina “no vive una época de cambios sino un cambio de época”, aseguró el presidente de Ecuador, Rafael Correa, en declaraciones publicadas por el diario francés Le Monde ayer, día de la jura oficial del mandatario izquierdista.

“La larga y triste noche neoliberal terminó en América Latina”, explicó Correa, economista de 43 años, casado y padre de tres hijos, que gobernará Ecuador hasta 2011.

El mandatario ecuatoriano se declaró “convencido” que, “a diferencia de los neoliberales, el mercado es un gran servidor pero un maestro muy malo”.

Por eso, este doctor en Economía vaticinó al diario francés que “el Estado asumirá desde ahora un creciente papel en la economía y el desarrollo”.

Correa, que el domingo recibió el “bastón de mando” en una ceremonia de investidura simbólica ante 20.000 miembros de la comunidad indígena ecuatoriana, ha prometido a sus compatriotas “una revolución ciudadana” y el fin de “la mafia de los partidos”.

“Estoy en contra de los partidos ecuatorianos, auténticas mafias políticas ligadas a intereses privados o familiares”, subrayó al vespertino francés el nuevo presidente del quinto productor sudamericano de petróleo y primer exportador mundial de banano.

Católico practicante, el mandatario recalcó no querer “el enfrentamiento con el poder legislativo”, pero aseguró que “no cederá jamás ante políticos malvados que sólo defienden sus intereses”.

En sus declaraciones a Le Monde también recordó su intención de renegociar la deuda externa de su país, “si la situación económica así lo exige”.

Tampoco ocultó su indiferencia hacia algunas consideraciones internacionales sobre Ecuador, asegurando sentirse sólo “preocupado” porque “la pobreza obliga a los niños a trabajar y a nuestros compatriotas a emigrar para sobrevivir”.

Con respecto a sus vecinos latinoamericanos, el presidente ecuatoriano aseguró contar con “un entorno regional favorable” donde “las convergencias son más importantes que las diferencias de estilo”, en referencia a los actuales gobiernos izquierdistas, los moderados de Brasil y Chile, y los más radicales de Venezuela y Bolivia.

En cuanto a las relaciones con Washington, Correa se mostró rotundo. “Si Estados Unidos sigue respetando las decisiones soberanas de Ecuador, todo irá muy bien”, finalizó.