Hoy 
Por GONZALO SOLANO
QUITO (AP) _ El izquierdista Rafael Correa juró como presidente el lunes y anunció de inmediato que firmará un decreto para convocar a una consulta popular que abra paso a una Asamblea Constituyente y que buscará una renegociación «soberana y firme»» de la deuda externa.
«Ante Dios y ante el pueblo ecuatoriano, juro cumplir el mandato que me otorgó la ciudadanía de Ecuador el 26 de noviembre»», respondió Correa cuando el titular del Congreso, Jorge Cevallos, le tomó juramento.
El presidente saliente Alfredo Palacio entonces le terció la banda presidencial y Correa levantó el brazo derecho para responder a la ovación del auditorio, en que figuraba una docena de presidentes de naciones extranjeras.
«Nuestro gobierno es bolivariano y alfarista, que a nadie le quede la menor duda»», expresó Correa, en referencia al prócer venezolano Simón Bolívar, y a Eloy Alfaro, un caudillo liberal ecuatoriano, considerado un revolucionario de fines del siglo 19 y principios del siglo 20.
«Tengo la réplica de la espada del libertador (Bolívar) que se pasea por América Latina…»», señaló Correa que mostró la réplica de esa espada, levantándola con ambas manos a la altura del pecho.
El nuevo gobernante, de 43 años, vestía un terno negro y lucía una camisa blanca con bordados indígenas. No llevaba corbata.
El momento histórico de la Patria … exige una nueva Constitución»», dijo Correa en su discurso de posesión, y anunció que de inmediato firmaría un decreto para llamar a una consulta popular para que la ciudadanía responda si aprueba o no la instalación de una asamblea constituyente, de plenos poderes.
La asamblea, su principal oferta de campaña, busca una nueva carta magna con profundas transformaciones políticas.
En su discurso también anunció: «Iremos a una renegociación soberana y firme de la deuda externa, y, sobre todo, de las inadmisibles condiciones que nos impusieron en el canje del año 2000»».
Correa destacó que es necesario identificar la deuda externa ilegítima y propuso que en cuanto sea determinada por un Tribunal Internacional de Arbitraje de la Deuda, debería decidirse «la deuda a pagar, la capacidad de pago y modo de pago de los países endeudados»».
Criticó a los países de la región en general aduciendo que buscan financiamiento externo, pero tienen «centenas de miles de millones de dólares en reservas invertidos en el primer mundo, lo cual constituye un verdadero absurdo»».
Por eso propuso traer esos fondos, juntarlos y administrarlos adecuadamente mediante «un Banco del SUR, es decir, el inicio de una gran integración financiera, más que un imperativo económico, constituye un imperativo del sentido común y de soberanía»».
Acerca del modelo económico vigente, opinó que «la larga y triste noche neoliberal»» en el continente está llegando a su fin. Adujo que así lo demuestran los gobiernos de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Chile, Nicaragua y ahora Ecuador.
Correa abogó por la integración regional en una Gran Nación Sudamericana porque «los pueblos no nos perdonarán si no logramos avanzar en la integración de Nuestra América»», e invitó a Venezuela a reintegrarse a la Comunidad Andina de Naciones.
Al final de su discurso se despidió con frases en quechua arengando a la población a no tener miedo ni amedrentarse.
En la cita estuvieron los presidentes latinoamericanos Alvaro Uribe, Colombia; Alan García, Perú; Michelle Bachelet, Chile; Hugo Chávez, Venezuela; Luiz Inacio Lula da Silva, Brasil; Nicanor Duarte, Paraguay; Daniel Ortega, Nicaragua, y Evo Morales, Bolivia, ademas de los gobernantes de Irán, Aruba y Saharaui, así como el príncipe de Asturias, y 80 delegados de todo el mundo.
Cuando Chávez y Morales llegaron al Congreso, una multitud los recibió con una ovación, pero al presidente Uribe le gritaron: «glifosato, glifosato!»». Fue una alusión al herbicida con el cual aviones colombianos fumigan cultivos de coca en la frontera, que los ecuatorianos han denunciado que causa daños a la población, a los animales y sembríos.
