Correa, Martelly y los guardias

Correa, Martelly y los guardias

El presidente de Haití, al regresar de un viaje a Ecuador, acompañado de su ministro de defensa, donde fue recibido por el presidente Rafael Correa, manifestó, una vez más, su intención de restablecer el ejército en el vecino país, fuerzas armadas que desaparecieron hace bastantes años cuando fueron sustituidas por un cuerpo policial. Su eliminación se debió a que eran parte importante del gran problema, pues tumbaban gobiernos, violaban derechos humanos y participaban en el tráfico de drogas.

Como Martelly conoce de la oposición sobre esa idea por parte de casi todos los donantes a esa nación, declaró a la prensa que “quería avanzar con aquellos que lo deseasen y entre ellos está el presidente Correa”. Agregó: “Estoy consciente que hay amigos que no se sienten confortables cuando se habla de nuevas fuerzas”… “Las autoridades ecuatorianas me han prometido darnos apoyo técnico y también a nivel de entrenamiento”. Explicó que el ejército ecuatoriano va a entrenar haitianos, los cuales a su vez formarán a sus compatriotas, dentro del plan de la creación de la nueva fuerza que auspicia el presidente haitiano.

Sin embargo, Martelly declaró que no le interesaba que los viejos oficiales retornasen al ejército y que nunca había apoyado esa idea. Desde hace meses “veteranos” del ejército han marchado por las calles pidiendo su reincorporación. En cuanto a aquellos que dicen que quería formar el ejército para luego utilizarlo como guardia pretoriana para fines políticos, su respuesta fue: “¡Que pasen buen día!”.

El presidente de Haití también felicitó y agradeció a Ecuador por su ayuda en el Valle del Artibonito, donde ingenieros fueron desplegados para construir carreteras, puentes y limpiar canales. Enfatizó que ese programa “queda abierto a todas otras formas de cooperación”. Correa le prometió una oficina en Quito donde funcionarios haitianos se ocuparían de sus compatriotas sin papeles y que residen allí. Según Martelly, las autoridades ecuatorianas le prometieron regularizar su situación.

La insistencia de Martelly de reponer el ejército es una muy mala noticia para todos los que desean bien a ese país. Ni Costa Rica, ni Panamá ni los países de las Antillas angloparlantes  tienen ejército y ya la guerra fría terminó. El único enemigo externo actual son las drogas y para eso una policía, que también controlaría la situación interna, es suficiente. Haití no debe destinar sus pocos recursos para reconstituir un ejército, en adición a la policía ya existente. La comunidad internacional no dará recursos para eso y el día que no esté la Minustah, la policía será suficiente. Además, tras la creación de un ejército surgirían los vendedores de armas con la tradicional táctica de recordar que los dominicanos están mejor armados. Nunca me olvidaré del vendedor de armas que en el Palacio Nacional en 1982 mostraba una foto de militares de Duvalier con una ametralladora que el ejército dominicano no tenía.

El buscar el apoyo de Correa para crear de nuevo el ejército tiene fuertes implicaciones geopolíticas. Ya Chávez provee a Haití de la única fuente de financiamiento libre de supervisión en cuanto a cómo se gasta y es por eso que su uso se presta a la corrupción, como evidenció el caso en que quedaron salpicados políticos dominicanos que construían obras allí. La ayuda combinada Chávez-Correa podría colocar el otro lado de la isla dentro del grupo de países compuesto hoy día por Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Argentina y Bolivia, cuyos objetivos son bien diferentes a los del gobierno dominicano actual y presumiblemente también del futuro.

La isla no amerita aun más diferenciación entre los dos países que la comparten. Con España y Francia tuvimos bastante.

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