Desde la campaña electoral el Presidente Luis Abinader dejo meridianamente claro que en materia de política exterior la prioridad seria las relaciones con los EU en vista de que se trata de nuestro principal socio comercial.

Decir que es nuestro principal socio comercial amerita de ciertas cifras, por ejemplo en el año 2019 el 76.6% de las remesas familiares llegaron de los EU y a septiembre de 2020 el 82.7%; en materia de turismo en 2018 el 40% de los visitantes extranjeros fueron norteamericanos y en el 2019 bajó a 38%, debido a la campaña negativa contra el país por el fallecimiento de causas naturales de varios ciudadanos estadounidenses en hoteles del este.

En cuanto al flujo de la Inversión Extranjera Directa en el periodo 2010- junio de 2020 los EU encabezaron con el 22.2% seguidos por Canadá con 17.2% y en materia de nuestras exportaciones totales el 46.77% van hacia la potencia del norte.

Algunos sectores han cuestionado declaraciones del Presidente Abinader, ofrecidas a un medio del exterior, de que no se permitiría inversión China en sectores estratégicos como las comunicaciones, los puertos y aeropuertos. No fue un error, fue un claro metamensaje.

La “guerra fría” entre EU y China, diferente a la “guerra fría” entre EU y la URSS, va para largo, independiente de que Trump haya perdido las elecciones, pues lo que está en juego es la hegemonía económica; los EU mantenerse como la principal potencia y China tratando de desplazarla, aprovechando su elevada productividad y uno que otro truco como mantener una moneda devaluada, barreras no arancelarias a las importaciones, pirateo y pretender que la inversión extranjera le transfiera la tecnología.

China invierte especialmente en países donde hay hidrocarburos o minerales, por eso está construyendo un puerto por un monto de US$3 mil millones en Chancay, a 75 kilómetros de Lima, Perú, y será el primer “hub” logístico Chino para la vertiente pacifica de Latinoamérica.

Perú tiene hidrocarburos y gas natural, por eso China ha prestado de manera esplendida a países como Brasil y Venezuela y también a varios africanos abundantes en minerales.

La “Ruta de la Seda” comprende obras de esa naturaleza y de seguro la potencia oriental estaría interesada en construir un gran puerto en Manzanillo, gracias a la ubicación geográfica, por supuesto manejando ellos la operación y la propiedad, lo cual nos convertiría en aliados estratégicos de China y simultáneamente nos perjudicaría frente a nuestro principal socio comercial.

Costa Rica puede servirnos de ejemplo de los resultados de las relaciones con China. En 2007 fue el primer país Centroamericano que rompió con Taiwán y establecer relaciones diplomáticas y firmar docenas de acuerdos.

¿Qué ha logrado Costa Rica?, Le donaron un estadio de futbol, equipamiento policial, quedó en promesas la construcción de un zona industrial especial, el déficit comercial de Costa Rica se ha disparado. En 2019 las exportaciones de Costa Rica a China ascendieron a US$122 millones, mientras las importaciones de China ascendieron a US$2,124.1 millones.

¿Qué podemos conseguir con los chinos que no ha conseguido Costa Rica?

Por el contrario dada la situación geopolítica entre China y EU, la distancia, la necesidad de contar con bajos inventarios va a generar una relocalización de empresas norteamericanas de China hacia otros destinos y República Dominicana, por la cercanía a la costa este de los EU y otra serie de factores, podría convertirse en una de las naciones más beneficiadas con una mayor inversión extranjera y financiamientos y eso podría constituir un poderoso estímulo para el crecimiento económico y social.