El martes  y miércoles, HOY insertó artículos que edificaban quejas a Medio Ambiente, que para empezar debiera modificar su nombre por Ministerio de Ambiente, porque lo de medio no cuadra.

Las quejas provinieron el martes del CONEP, ONEC, AIRD, Renaepa, Codopyme, Sur Futuro, PNUD y CONARE, casi nada; y el miércoles por el presidente del cluster de invernaderos, doctor José Miguel de Peña.

Esos sectores empresariales determinativos para la producción de riquezas y empleos, se expresaron  en términos de censura hacia Medio Ambiente por las múltiples trabas, demoras, nudos, inconvenientes y mortificaciones que presentan insalvables, cuando a crear un invernadero se trata.

Un invernadero es fundamentalmente producción agrícola en clima controlado para exportar, generar divisas y mano de obra que el titular de Medio Ambiente, Fernando Reyna, debiera ponderar en su correcta dimensión, procediendo a reducir la tramitación y reducir al mínimo la retahíla de exigencias, que la ventanilla única sea manejable y fumigar las muchas sabandijas involucradas en manejos punibles, que retrancan los proyectos de invernaderos y de construcción de edificios.

Medio Ambiente exige un pago de por lo menos RD$500 mil para conceder un demoradísimo permiso de invernadero o en la industria de la construcción, aparte de las sinuosidades conectadas con lo punible.    En múltiples ocasiones Medio Ambiente pasa por alto los requerimientos que a otros no le concede para la construcción de un invernadero, como sucede en los existentes en  San José de Las Matas, mientras a otros se les exige lo imposible y lo punible.

Es evidente que esos inconvenientes no serán superados hasta que Danilo Medina asuma el poder y desguace todos los trámites obsoletos y necios, técnicos y humanos que frenan la inversión de invernaderos y edificios por Medio Ambiente. Cuando menos, es lo que se percibe y susurran por lo bajo los inversionistas de ese importante subsector, hoy estancado y en cuestionamiento virtual frenado.