Corren para hallar sobrevivientes en Oklahoma

Corren para hallar sobrevivientes en Oklahoma

MOORE, Oklahoma, EE. UU. AP. Los socorristas inspeccionaban el martes los escombros de un suburbio de Oklahoma City en busca de sobrevivientes de un gigantesco tornado que aplastó casas, demolió una escuela primaria y dejó 24 muertos, incluidos niños.

Se anticipa que el número de víctimas aumentará. A medida que salía el sol en la devastada comunidad de Moore, la oficina del forense redujo la cifra calculada de muertos en más de la mitad, aunque advirtió que podría volver a subir.

La vocera Amy Elliott supone que algunas víctimas fueron contadas dos veces en el caos inicial de la tormenta que se desencadenó el lunes por la tarde. Las líneas de comunicación cortadas y los problemas en el intercambio de información entre las autoridades agravaron el problema, agregó. «Realmente fue una noche llena de eventos», señaló Elliott.

«Realmente espero que encuentren más (muertos) hoy». En un principio las autoridades dijeron que había 51 fallecidos, entre ellos 20 niños.

Nuevos equipos de búsqueda y rescate entraron en acción el martes al amanecer para reemplazar a los 200 rescatistas que trabajaron toda la noche a la luz de un helicóptero.

El jefe de bomberos Gary Bird dijo que los nuevos equipos revisarán toda la comunidad por lo menos dos veces más para asegurarse de detectar a cualquier sobreviviente o extraer todo cadáver. Los trabajadores pintaban una X en cada estructura para indicar ya había sido revisada.

La comunidad de 56.000 habitantes, a 16 kilómetros (10 millas) al sur de Oklahoma City, enfrentaba otra jornada de dolorosa incertidumbre. «Mientras estemos aquí vamos a mantener la esperanza de hallar sobrevivientes», dijo Betsy Randolph, una vocera de la patrulla de caminos de Oklahoma.

Más de 200 personas han sido tratadas en hospitales de la zona. Otras cuadrillas centraban sus esfuerzos en la escuela primaria de Plaza Towers, donde la tormenta arrancó el techo, derribó paredes y convirtió el patio de juegos en una masa de metales y plásticos retorcidos mientras maestras y alumnos se refugiaban en pasillos y baños.

La gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, observaba de cerca el lunes la tarea de los socorristas en una escuela. «Fue increíble ver el tamaño de los escombros y la magnitud de la destrucción», comentó. «Sería notable que alguien pueda haber sobrevivido».

Siete de los nueve niños muertos perdieron la vida en la escuela, mientras que otros fueron rescatados con vida debajo de un muro derribado. Los socorristas fueron extrayendo a los sobrevivientes mediante una cadena humana de padres y voluntarios.

Las autoridades seguían tratando de dar razón de un puñado de niños no hallados en la escuela que pueden haber sido retirados temprano por sus padres, dijo Bird el martes.

En un principio, muchos padres de niños escolares desaparecidos fueron a la Iglesia Metodista Unida de San Andrés, que se estableció como un lugar de concentración. Pero solamente estudiantes de secundaria fueron llevados a la iglesia, lo que provocó confusión y frustración entre los padres de los niños inscritos en Plaza Towers.

Los redirigieron a un templo bautista a varios kilómetros de distancia. «Había emociones intensas: algunos se sostenían unos a otros, llorando porque no podían hallar a un niño. Otros estaban enojados y lo expresaban verbalmente», dijo D.A. Bennett, pastor de San Andrés.

Después de oír que el tornado se dirigía hacia otra escuela llamada primaria Briarwood, David Wheeler salió del trabajo y manejó 160 kilómetros (100 millas) bajo una cortina de lluvia y viento en busca de su hijo de ocho años, Gabriel. Cuando llegó a la escuela «era como si hubieran barrido la tierra, como si el pasto acabara de ser arrancado», dijo.

A la larga halló a su hijo sentado junto a la maestra que lo había protegido. Tenía cortes en la cabeza y moretones, pero estaba vivo. Al aproximarse el tornado, los estudiantes de Briarwood fueron dirigidos primero a las aulas, pero una maestra de tercer grado —a quien Wheeler identificó como Julie Simon— supuso que no eran seguras y metió a los niños en un armario, dijo.

La maestra protegió a Gabriel con sus brazos y lo hizo acurrucar al tiempo que el tornado derribó el techo y comenzó a succionar a los alumnos con una fuerza ascendente tan fuerte que a quienes tenían gafas se las voló, dijo Wheeler.

«Ella salvó sus vidas metiéndolos en un armario y haciéndoles bajar la cabeza», agregó. El tornado afectó también un teatro y destruyó numerosas viviendas.

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