Es definitivamente admirable e increíble que un empresario con 85 años de edad siga creando nuevas empresas y fuentes de trabajo que contribuyen al desarrollo social y económico del país. ¡Que Dios bendiga a don Pepín Corripio Estrada por ese paradigmático ejemplo que debe servir de guía a jóvenes y adultos mayores!
La reciente inauguración de una planta procesadora de lácteos, con una inversión de 30 millones de dólares, mediante una exitosa alianza con la cooperativa Dos Pinos, de origen costarricense, avalada por 71 años de existencia, es una inequívoca señal de la confianza que tiene en el país el sector empresarial local y extranjero.
Cuando vimos a este visionario hombre de negocios, don Pepín Corripio, pronunciar las palabras centrales de esa nueva fábrica, concluimos en que la herencia genética normalmente no falla, y en tal sentido evocamos la memoria de don Manuel Corripio, su laborioso padre, lo que indica que la segunda y tercera generación de esa ilustre familia de inmigrantes españoles les ha dado continuidad a sus raíces.
Con inversionistas como Pepín Corripio y sus descendientes la patria se enriquece, crece, avanza, por cuanto celebramos con toda sinceridad el empuje, expansión comercial e industrial del grupo Corripio que se expresa en esta oportunidad con la inauguración de esa fábrica que producirá 250 empleos directos.
Pero hay un aspecto sumamente importante para el público consumidor es la calidad de la leche, jugos y otros productos que se van a elaborar con el sello de garantía del grupo Corripio, Dos Pinos y la Granja, lo que asegura el éxito de esta moderna planta.