El presidente del Grupo Corripio, José Luis Corripio Estrada (Pepín), afirmó ayer que los sistemas fiscales y ambientales conspiran contra el desarrollo ético, formal y económico de la gente más humilde de República Dominicana.
Planteó que las diferencias abismales entre ricos y pobres impiden la movilidad social en el país.
Recordó que en su niñez, cuando asistía al colegio, la única diferencia entre un niño rico con el más pobre era una bicicleta, pero que actualmente las diferencias son abismales.
“Esas mismas diferencias impiden el reciclaje de la sociedad, cambiar de una clase a otra”, manifestó.
“En un país donde hay tantas desigualdades sociales, la labor de la Iglesia católica es fundamental”, señaló Corripio Estrada.
Resaltó la responsabilidad ética y social de los poseedores de las riquezas de redistribuir a la sociedad los beneficios que reciben, a través de instituciones como el seminario que forma a los sacerdotes, “porque es la forma más directa de retribuir a la sociedad del beneficio que se ha recibido”.
Sostuvo que la empresa tiene que ser rentable para poder ejercer su beneficio hacia la sociedad.
Corripio Estrada hizo los señalamientos al dictar la conferencia sobre “La empresa como ente promotor de valores éticos en la sociedad: realidad y perspectiva”, durante el desayuno pro recaudación de fondos organizado por la Fundación Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino.
“La sociedad necesita más sacerdotes, mejores sacerdotes, bien formados y bien dedicados”, manifestó.
Resaltó la importancia de cultivar la vocación sacerdotal, porque la retribuyen ampliamente a la sociedad con su ejemplo, sus consejos y su dedicación.
Consideró que los sacerdotes son la levadura que necesita la sociedad.
Sostuvo que la riqueza se mide habitualmente por lo que se tiene, “pero hay otro método de medir la riqueza de las empresas y las personas y es por la cantidad que le sobra”.
Uno de los hombres más ricos del país fue el médico Heriberto Pieter, fundador del Instituto del Cáncer, en sentido de desprendimiento, no de posesión de bienes, dijo Corripio Estrada.
Expresó que nadie se acuerda de cuál era el dominicano más rico de un siglo atrás.
La sociedad y la juventud deben tener un afán de progreso, mientras el afán de lucro es correcto, siempre que sea legítimo, afirmó.
Consideró que “todos somos administradores de lo que decimos que es de nosotros. Yo tengo la tesis que uno es un simple administrador de paso”.

Consideró que la ética es el respeto a los compromisos y deberes que una empresa debe de tener, independiente de si le conviene o no.
Entiende que una empresa es como una familia y, por tanto, deben permanecer unidos tanto en las épocas buenas como en las malas. Dijo que el mundo ha cambiado mucho en la escala de valores.
La misión de los empresarios en la vida, dijo, es mantenerse siempre remando, pero “lo que sucede es que hay un viento y una marea que empuja a alguien y ese viento y esa marea no la pone uno, la pone el destino o la Providencia”.