Corrupción impediría reelección de Lula

Corrupción impediría reelección de Lula

RIO DE JANEIRO (AFP).- Tres meses de escándalos de corrupción castigaron la popularidad del presidente Luiz Inacio Lula da Silva quien perdió la confianza de la mayoría de los brasileños y su reelección, que parecía segura, ahora es hipotética, hasta para el jefe de su partido.

El último sondeo del instituto Ibope registró el giro más brusco de la opinión pública desde que Lula, líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), llegó al poder en enero de 2003.

Según Ibope, el 52% de los brasileños no tiene confianza en el presidente, mientras en julio esa tasa era de 42% y en junio de 38%.

Ese cambio en la opinión pública incide en las chances de una reelección de Lula en los comicios de octubre de 2006, los cuales parecían ser una simple formalidad hasta que en junio el PT fue acusado de sobornar diputados para que apoyasen al gobierno en el Congreso.

El estudio de Ibope mostró que ahora Lula podría perder por pocos votos en el primer turno contra José Serra, del Partido Socialdemócrata Brasileño (PSDB). Serra, a quien Lula venció en 2002, obtendría 30% de los votos y Lula 29%.

En la segunda vuelta, Serra cosecharía el 44% de los sufragios contra 35% de Lula. El sondeo indica también que Lula sería derrotado por Serra en todas las regiones del país y en todas las capas sociales, incluidas las más desfavorecidas.

Poco antes de conocerse el estudio, el propio presidente interino del PT, Tarso Genro, ex ministro de Educación a quien Lula puso a la cabeza del partido para poner orden tras los escándalos, puso en duda la reelección.

«Hoy tendría dificultades para responder si el presidente sería reelecto. No es una evaluación moral sino política», dijo Genro.

El dispositivo político puesto en marcha para que la crisis no alcanzase a Lula y se mantuviera como un problema limitado al PT y al Congreso, parece no haber funcionado.

La opinión pública parece no haber recibido bien el hecho de que Lula haya anticipado la campaña electoral de 2006 y se haya lanzado a recorrer el país para inaugurar obras y pronunciar discursos, especialmente ante los más pobres.

Tampoco parecen haber convencido las «disculpas» presentadas por Lula el 12 de agosto luego que el publicitario Duda Mendonca reveló que el PT le pagó por sus servicios, incluida una parte de la campaña presidencial de 2002, en una cuenta abierta en un paraíso fiscal del Caribe.

El presidente se declaró «traicionado» pero aún no ha dicho por quién, observan los comentaristas políticos.

Lula aun mantiene un colchón de 30% de las intenciones de voto en el primer turno lo que aún lo preserva como un «candidato competitivo», dijo a la AFP el analista Amaury de Souza, de la consultora MCN.

«Con todas las acusaciones queda por saber cómo hará Lula para transitar hasta el fin de su mandato sin sufrir nuevos daños», agregó.

La posibilidad de que finalmente Lula no se postule a un nuevo mandato, es una hipótesis que se maneja con cada vez más fuerza en todos los partidos, incluido el propio PT.

Para aumentar la incertidumbre, el PT es escenario de una guerra interna entre el grupo liderado por José Dirceu, ex mano derecha de Lula que manejaba el aparato, y Tarso Genro a quien se le encargó poner orden en esa fuerza política.

Esos efectos de la crisis dejan entrever una recomposición general del panorama político brasileño.

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