Corrupción opaca Lula

Corrupción opaca Lula

BRASILIA (AFP).- La imagen del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, cuyo gobierno se ha visto afectado por una crisis política por denuncias de corrupción contra su partido, se ha deteriorado y su eventual reelección está en entredicho, sin embargo, su ministro de Hacienda afirmó que ello no lo hará cambiar su política económica.

   La encuesta del privado Instituto Ibope, divulgada por la revista IstoÉ de este fin de semana, indica que la intención de voto de los brasileños por Lula cayó de la franja del 36% a 39% que había registrado en julio, a la de 31% y 34% en agosto, dependiendo del rival que tenga en las urnas en una primera vuelta.

   En el mismo periodo, también la evaluación de los brasileños sobre «la manera como el presidente Lula gobierna», acusó una fuerte reducción, al pasar de 54% a 46% los que aprueban su gestión, y aumentar de 38% a 47% los que la desaprueban.

   Igual fenómeno registra la evaluación «sobre la administración del presidente Lula»: el índice de los que la consideran buena descendió de 36% a 29%, los que la consideran regular se contrajo de 40% a 38% y los que la califican de pésima aumentó de 24% a 31%.

   Respecto a una eventual segunda vuelta, la encuesta indica que Lula obtendría un empate con su ex rival socialdemócrata de la elección pasada del 2002, José Serra.

   Ambos obtendrían un 41% de los sufragios válidos, de acuerdo con la encuesta que consultó la opinión de 2.002 electores en el país entre los pasados 13 y 17 de agosto.

   En la primera vuelta, Lula obtendría en el mejor de los casos un máximo del 34% de los votos, pero la diferencia con el segundo colocado, considerando las diferentes posibilidades, disminuyó en todos los casos, resaltó IstoÉ.

   La revista indicó que, por ejemplo, en una de esas hipótesis, en la primera vuelta electoral Lula obtendría el 31% de los votos, en tanto que Serra lograría el 25%, por lo que habría necesidad de una segunda vuelta.

   Lula, quien tras tres fracasados intentos llegó a la presidencia de Brasil el primero de enero del 2003, no ha formalizado su intención de lanzarse a la reelección. Sin embargo, recientemente notificó en un discurso público a sus opositores: «van a tener que tragarme otra vez porque el pueblo brasileño va a querer».

   La campana de alerta sobre su suerte la dió el pasado 12 de agosto una encuesta de Datafolha. Ella registró por primera vez que Lula perdería la elección en una segunda vuelta frente a Serra.

   Datafolha, al igual que IstoÉ, atribuyeron esa situación al «efecto» de la crisis política en que se encuentra inmerso el país desde mayo pasado, cuando surgieron las primeras denuncias contra el gubernamental PT.

   «La crisis alcanzó de lleno al ocupante de la principal silla de Planalto», dijo la revista al presentar los resultados de la encuesta.

   Pese a ello, el gobierno ratificó su política económica.

   El ministro de Hacienda (Economía), Antonio Palocci, dijo haber recibido el respaldo del presidente, y descartó cualquier cambio de rumbo.

   «Lula no desea que salga del Ministerio de Hacienda, dijo que no autorizará mi apartamiento ni siquiera temporal», dijo Palocci.

   «No es necesario que la política económica sea más ortodoxa por causa del momento político», dijo el ministro. «Esta política económica es garantizada por el presidente Lula», indicó, tras señalar que luego de 30 meses de gestión del gobierno y de su cartera, la economía brasileña alcanzó la solidez.

   El ministro fue acusado el viernes por Rogério Buratti, un ex asesor suyo cuando era alcalde de la ciudad de Ribeirao Preto (Estado de Sao Paulo), de haber recibido cuando desempeñaba ese cargo sobornos mensuales de 50.000 reales (20.800 dólares actuales), de una empresa de recolección pública de basura.

   Ese dinero, recogido en 2001 y 2002, era luego derivado al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, según Buratti.

   El mismo viernes Palocci negó esas acusaciones que, apenas conocidas, provocaron una caída de la Bolsa de Valores y del real.

   Esas denuncias se suman a las que investiga el Congreso, que ya estableció que el PT creó una millonaria caja paralela con préstamos obtenidos por un publicista que tiene millonarios contratos con diferentes entidades del Estado.

   Ahora, las investigaciones se dirigen a establecer si el PT pagó con ese dinero sobornos a Diputados para comprar su respaldo legislativo.

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