Brasilia. EFE. El ministro de Ciudades de Brasil, Mario Negromonte, renunció ayer acosado por denuncias de corrupción y se convirtió así en el séptimo miembro del gabinete de la presidenta Dilma Rousseff que pierde el cargo debido a supuestas corruptelas. Negromonte, de 61 años, estaba en el Gobierno desde el 1 de enero de 2011, cuando Rousseff asumió el poder, que recibió de manos de su padrino político y antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
El ministro dimisionario estaba contra las cuerdas desde fines del año pasado, cuando varios diarios y revistas se hicieron eco de sospechas de irregularidades en algunos proyectos relacionados con la organización del Mundial de fútbol de 2014. Por esas denuncias, Negromonte llegó a acudir ante una comisión del Congreso, ante la cual negó su implicación en esos asuntos, dijo que todo estaba bajo investigación e insinuó que era víctima de una campaña mediática». Esa misma excusa habían usado antes los antiguos ministros de la Presidencia, Transportes, Agricultura, Turismo, Deporte y Trabajo, que, no obstante, fueron cayendo como piezas de dominó entre junio y diciembre del año pasado.
Sin embargo, nuevas denuncias publicadas la semana pasada por medios locales, que daban cuenta de supuestas maniobras dirigidas a beneficiar a empresarios en recientes licitaciones del Ministerio de Ciudades, acabaron por derrumbar también a Negromonte. En su carta de renuncia, entregada ayer a Rousseff, el ahora exministro aseguró que su nombre estaba en medio de una batalla con la prensa, y reiteró su inocencia.