Corte de apelaciones de NY da respiro a Argentina

Corte de apelaciones de NY da respiro a Argentina

NUEVA YORK .AP.Argentina obtuvo un respiro el miércoles en un enfrentamiento por una deuda millonaria después que una corte de apelaciones estadounidense suspendió indefinidamente el fallo de un juez que amenazaba con orillar al país a una mora de pagos.   

La orden de dos párrafos de la corte de apelaciones establece el 27 de febrero para que se presenten argumentos orales en el caso, lo que suspende la fecha límite del 15 de diciembre en la que, según el fallo previo del juez, se debía realizar un pago de 1.300 millones de dólares que Argentina se ha negado a hacer a pesar de haber perdido su pleito contra NML Capital Ltd., un fondo de inversión que se especializa en demandar por deudas gubernamentales no pagadas.  

El juez Thomas Griesa le había ordenado al gobierno de la presidenta Cristina Fernández que colocara el pago en una cuenta de depósito en garantía incluso si continúa con sus apelaciones. La Corte Federal de Apelaciones del Segundo Circuito no explicó por qué postergó esa orden, pero ahora todas las partes del caso cuentan con dos meses más de preparación para las audiencias.  

Fernández calificó el fallo de Griesa como “colonialismo judicial” y dijo que no le pagará nada a lo que llama “fondos buitres”. Asegura que si se permite que se mantenga, la orden del juez les dará a los especuladores financieros una enorme ventaja sobre países que necesitan reestructurar sus deudas y proteger a sus ciudadanos mientras salen de crisis económicas.   

Griesa ordenó al Bank of New York que no distribuyera el pago de Argentina del 15 de diciembre a una gran mayoría de sus otros tenedores de bonos —que sí reestructuraron la deuda— si el gobierno no le pagaba para entonces a los demandantes, una decisión draconiana que amenazaba con desatar una crisis fiscal.   

Si el fallo de Griesa permanece y los demandantes reciben el pago, entonces otros grupos que tienen más de 11.000 millones de dólares en deuda argentina reestructurada se opondrían a ese precedente y exigirían también su pago inmediato. Pero si Fernández mantiene su palabra y se niega a pagar, Argentina caería en mora para todo el resto y habría un retraso de más de 20.000 millones de dólares en los pagos.   

Los abogados de NML Capital declinaron pronunciarse sobre la suspensión del fallo. Tampoco hubo una reacción inmediata de las autoridades argentinas.   

Sean F. O’Shea, abogado de un grupo de bonistas a los que se les deben esos 20.000 millones de dólares, calificó la suspensión de la orden de Griesa como una “victoria total para nuestra posición”. Demuestra, afirmó, que los jueces de la corte de apelaciones “comprenden la importancia de esos asuntos y van a concederle una audiencia plena”.   

“Estábamos muy preocupados de que algo estaba ocurriendo que estaba desencarrilado en términos de cuestiones constitucionales y equidad. Esperamos totalmente que (la corte del) 2do Circuito lo enderezará”, agregó.   

En documentos judiciales, O’Shea y otros abogados dijeron que la resolución de Griesa era un “intento bien intencionado pero equivocado de la corte de distrito” para ayudar a demandantes que son especuladores a que reciban un pago de Argentina en base a una sentencia.  

La mera amenaza del plazo del 15 de diciembre generó serias consecuencias. En la semana transcurrida desde que Griesa se pronunció en favor del fondo NML Capital, dirigido por el multimillonario estadounidense Paul Singer, se elevó enormemente el costo de mantener la deuda general de Argentina en el comercio de los mercados de bonos en Estados Unidos y Europa, además de que también se disparó el costo de asegurar esas deudas mediante permutas financieras de incumplimiento de crédito.   

La firma evaluadora de riesgo crediticio Fitch’s Ratings Service degradó los bonos argentinos, ya considerados basura, a un escalón por encima del incumplimiento, pronosticando que el gobierno no pagará. 

Esas y otras reacciones han encarecido la contratación de préstamos para las compañías que operan en Argentina, y los analistas pronosticaban que, con el agotamiento en el crédito y la profundización en la recesión del país, la agitación social pudiera derivar en un trastorno político.  

Horas antes el miércoles, Fernández dijo que el fallo de Griesa era particularmente injusto ya que Singer y otros tenedores de bonos rechazaron dos oportunidades de canjear la deuda sobrante de la mora de Argentina de 2001 con nuevos bonos, los cuales el gobierno ha pagado sin falta desde 2005.  

Los tenedores de bonos que aceptaron el canje obtuvieron menos de 30 centavos por el valor nominal de un dólar de la deuda original, lo que representó un enorme paquete de alivio que ha permitido a Argentina salir rápidamente de una crisis abismal que dejó a la mitad de la población en la pobreza.   

Buenos Aires tiene la buena voluntad de mantener sus promesas a esos tenedores de bonos reestructurados, dijo Fernández a ejecutivos argentinos durante una presentación conjunta con la presidenta brasileña Dilma Rousseff.   

Argentina tiene más de 45.000 millones de dólares en reservas internacionales, pero ese dinero está comprometido en diversos subsidios gubernamentales y programas de estímulo económico.   

O’Shea dijo tener la certeza de que los bonos de Argentina repuntarán ahora que los mercados tienen la certidumbre de que el país hará los pagos de deuda que le corresponden en diciembre.  

“El mercado se percatará que han prevalecido cabezas más ecuánimes”, señaló.    El ministro de Economía, Hernán Lorenzino, dijo también temprano el miércoles que el gobierno consideraba pedirle al Congreso argentino que reabra los intercambios de deuda de 2005 y 2010, pero sólo para ofrecer a los bonistas otra oportunidad de aceptar los mismos recortes pronunciados.   

Esa es una posición más flexible de la que Argentina ha mostrado en varios años, pero insuficiente para los demandantes ahora que el juez ordenó que les paguen el 100% más intereses de la deuda que muchos compraron por centavos de dólar en 2002, cuando la economía argentina estaba en ruinas.   

Y dado que las cláusulas de los contratos de esos bonos dicen que todo lo que Argentina debe podría vencerse de inmediato, y totalmente, si el gobierno cambia “voluntariamente” los términos de sus reestructuraciones de deuda, Lorenzino enfatizó que Buenos Aires no tomará ninguna decisión sin una orden definitiva de las cortes estadounidenses.   

 

 

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