WASHINGTON. AFP. La Corte Suprema de Estados Unidos reafirmó ayer claramente el derecho de las mujeres a abortar, un asunto que provoca encendidas polémicas en el país en plena campaña electoral.
Esta decisión tomada por 5 jueces a favor y 3 en contra es una victoria resonante para millones de mujeres y de militantes en favor del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Por el contrario, constituye un revés para el movimiento «Pro vida», que opone una fuerte resistencia a las medidas que favorecen la interrupción del embarazo y que ha logrado imponer restricciones al aborto en múltiples estados conservadores del país.
En su fallo, el máximo tribunal del país consideró ilegal una ley del estado de Texas de 2013 que obliga a las clínicas que practican abortos a disponer de un bloque quirúrgico similar al de un hospital. Esa ley obligaba además a los médicos que realizan abortos a disponer de una autorización anticipada de admisión de sus pacientes en un hospital local. Los redactores de ese texto lo justificaban por la necesidad de proteger la salud de las mujeres, alegando que esas disposiciones eran para minimizar los riesgos sanitarios. Pero para los defensores del derecho a abortar libremente, se trata de un pretexto.
El objetivo de los legisladores republicanos de Texas, alegan, es volver, como en las últimas cuatro décadas, sobre el llamado caso «Roe vs Wade», histórica decisión de la Corte Suprema que en 1973 legalizó el aborto en EEUU. De hecho, esas normas tan estrictas obligaron a cerrar en 2 años decenas de centros que practicaban abortos en Texas. Según el fallo de la Corte las 2 restricciones texanas «violan la Constitución federal» al representar «un obstáculo substancial para las mujeres que buscan poder abortar».