A sus 70 años, el cantautor argentino Alberto Cortez sigue prácticamente con su voz intacta, a pesar del paso del tiempo, y continúa derrochando carisma y ese tremendo humor, que a veces se torna pícaro, en escena.

Referente obligado de los artistas contemporáneos, Cortez ofreció junto a la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, bajo la batuta del maestro Amaury Sánchez, un tremendo concierto “Sinfónico” en el Teatro Nacional Eduardo Brito.

Durante casi dos horas interpretó 28 canciones, que el público aplaudió emocionado. Pero también hubo tiempo para mostrar sus dotes de poeta y declamador, así como para motivar a que la audiencia comprara sus discos.  

A las 8:40 de la noche del viernes, la Orquesta ejecutó brillantemente algunos de los clásicos del artista nacido el 11 de marzo de 1940 en Rancul, Argentina.

Seis minutos después, el cantautor y poeta entró a escena acompañado de Amaury y del virtuoso pianista mexicano Patricio Peña, quien le acompañó en este mismo escenario en su concierto del año pasado.

Con “Yo no quiero llamarme como me llamo”, inició el concierto. Después vinieron éxitos como “Mi árbol y yo”, “Distancia”, “Nanas de la cebolla”, “La vida”, “Te llegará una rosa”, “En un rincón del alma”, “Castillos en el aire” (en el que solicitó la ayuda del público”, “Callejero”. Al final el público salió satisfecho.

Las claves

1.  Amaury Sánchez

El maestro brilló como director de la Orquesta, en la que demostró su total entrega y lo pendiente que estaba de la actuación de Cortez, a quien le recordó que se estaba saltando una parte del guión.

2.  Felicitación

El cantautor alabó en varias ocasiones a Amaury y a la Orquesta y dijo que era un privilegio venir al país y encontrarse con ellos.