Cualquiera diría  que el PLD se  aprovecha, y abusa,  de su condición de partido de gobierno y su acceso a información privilegiada de los organismos de seguridad del Estado. Porque de no ser así no estaría en condiciones su dirigencia de  denunciar  los preparativos   de una supuesta campaña sucia patrocinada por el PRM dizque para desacreditar al  presidente-candidato Danilo Medina y a varios de sus funcionarios. Pero también existe otra posibilidad: contrataron los servicios de alguna de las empresas que, en el mercado local, se dedica al espionaje telefónico. Sea una cosa o la otra lo cierto es que  la dirigencia del PLD  acaba de admitir, como si fuera la cosa mas natural del mundo,  que espía y vigila a  la oposición, lo que si bien tiene una gran utilidad práctica para anticipar sus movimientos  o hacer abortar sus planes inmediatos es de las  cosas que, desde el poder, se hacen pero no se dicen. Por eso sorprende que armen tanto  alboroto   por una campaña sucia,  pues todos sabemos que no son, precisamente, ángeles caídos del cielo. Además,   ¿desde cuándo las campañas sucias son ilegales?  ¿No era un experto en campaña sucia el principal asesor del presidente-candidato, Joao Santana,  preso  en Brasil por  acusaciones  de corrupción? ¿No fue con una campaña sucia que los danilistas quitaron sacaron del juego al expresidente Leonel Fernández? Algo  pasa que los peledeístas, que mucho  se han quejado del “denuncismo irresponsable  de la oposición”, han decidido recurrir  también a esa ruidosa estrategia, que el PRM calificó ayer de cortina de humo. Y es probable que sí sea, ¿pero para esconder qué?  Dejo, por ahora, la pregunta en el aire, pero como en el aire también están los “Papeles de Panamá” y los nombres de los propietarios de las  cerca de 500 empresas dominicanas que figuran en su larga lista,   cualquier mal pensado puede juntar una cosa con la otra y concluir que “se están poniendo alante”. Yo no me atrevo a tanto.