Cortos culturales

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El famoso reloj  astronómico de Praga  vuelve a sonar

El famoso reloj astronómico de la Plaza Vieja de Praga volvió a sonar ayer por la tarde tras una restauración que duró nueve meses y costó 380 000 euros (443 000 dólares).
En esta primera restauración integral desde la Segunda Guerra Mundial se le ha devuelto al reloj su carácter gótico original del siglo XV.
Puntualmente, a las 18.00 hora local (16.00 GMT), las autoridades de Praga volvieron a reactivar ayer el reloj, una del atracciones turísticas más importantes de la ciudad.
Los turistas, que cada hora se congregan para ver desfilar a los apóstoles bajo los compases de campanadas accionadas por un esqueleto que representa a la Muerte, pueden apreciar ahora la nueva policromía de las estatuas, una vez que se abren unas vidrieras de cristal emplomado de tono azul y que son también fieles al original.
Antes, en vez de vidrieras, el “Orloj”, como se conoce el reloj en checo, tenía una placa de hojalata instalada en la década de 1970.
En el astrolabio, instrumento astronómico que permitía determinar la posición y altura de las estrellas sobre el cielo, y que forma una de las dos circunferencias de este reloj, se ha vuelto a representar la noche, tal como indican los documentos históricos.

 

Joan Miró, el curioso que abrió puertas al arte

Curioso empedernido, ávido de permanente experimentación, perfeccionista e independiente, Joan Miró creó un universo propio que abrió nuevos horizontes al arte del siglo XX, a la vista de una excelsa retrospectiva presentada ayer en el Grand Palais de París, y que abre sus puertas el próximo miércoles.
Son 150 obras procedentes de grandes museos y colecciones privadas, algunas de ellas poco habituadas al escrutinio del público, y se expondrán hasta el 4 de febrero próximo, en lo que está llamado a convertirse en uno de los fenómenos de la temporada artística en la capital francesa.
“Miró se fijó en todas las escuelas, pero no quiso quedar atrapado por ninguna. De esa forma, abre las puertas de una esperanza nueva para la pintura”, explica el comisario de la muestra, Jean-Louis Prat, que combina los recuerdos del pintor, con los comentarios artísticos del especialista que durante 35 años dirigió la Fundación Maeght.

 

París entra a moda de los  “cafés de gatos”

Tomarse un café escuchando el ronroneo “medicinal” de un gato y observando su sinuoso movimiento empieza a ser tendencia en París, donde dos establecimientos brindan a los vecinos de la capital y a turistas la posibilidad de relajarse del estrés urbano junto a los felinos.
Esta moda, que se inició en los países asiáticos, se ha popularizado en la ciudad del Sena.
“Vienen jóvenes estresados que salen de sus clases o del trabajo para relajarse porque está científicamente aprobado que el ronroneo de los gatos tiene propiedades relajantes”, contó a EFE una joven empleada del establecimiento “Chat Mallows Café”, situado en el barrio XV, una de las zonas pudientes de la ciudad.
Además de los parisinos, este tipo de cafés, que adquieren con el tiempo un olor asociado a los felinos, son visitados por españoles, portugueses, brasileños, todos curiosos por conocer la sensación de degustar una bebida rodeado de gatos.

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