Cosas de la semántica

Cosas de la semántica

LEO BEATO
¿Cómo se escribe tu nombre: Radhamés, Rhadamés o simplemente Radamés?  le pregunta el director del periódico al joven periodista. La etimología del nombre proviene del antiguo Egipto y Giusseppe Verdi lo inmortalizó en su ópera Aída, junto al nombre de Ramfis, el sumo sacerdote del templo de Memfis, la ciudad sagrada del antiguo Egipto.

El dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, a quien le fascinaban los nombres rimbombantes, usó ambos nombres para sus dos hijos varones, haciendo que se hicieran populares entre los dominicanos. No existe otro país en el mundo donde este apelativo sea usado tanto como en Dominicana y aún así ya no abunda en las pilas bautismales. El Radhamés original se escribía en caracteres egipcios tal como sonaba, sin “h” y sin ningún espaviento. Trujillo, que, además de una megalomanía crónica, sufría de una especie de esquizofrenia paranoica que lo hacía delirar con cosas estrambóticas creyéndose un predestinado, una especie de emperador de pluma y bicornio, se creyó también ser poseedor de la historia de su pueblo incluyendo a todos sus nombres sobre todo si éstos tenían algo que ver con su prosapia. Por eso cuando Rafael Herrera le preguntó a Radhamés Gómez Pepín cómo se deletreaba su nombre, éste tuvo que esperar a que finalizara la dictadura para volver a escribirlo como lo habían deletreado el día de su nacimiento. Cuando le reafirmó a Don Rafael, a la sazón director del Caribe, que su nombre se deletreaba “r-a-d-h-a-m- é-s” como aparecía en su partida de nacimiento, éste le comunicó que “de ahora en adelante tu nombre se va a deletrear “r h a d a m e s”.

Pero… ¿Cómo es posible semejante disparate?

  Porque lo ha dicho el Jefe. Hace unos minutos que llamó a la dirección y me lo dijo.

 En ese caso se ha pronunciado la Real Academia de La Lengua  le contestó Rhadamés.

Historia real.

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