En materia de naciones, nunca es bueno hacer “copy paste” de modelos ni experiencias. Cada país, independientemente de comparta la misma región con otro, tiene particularidades y contextos propios.
No obstante, siempre vale la pena emular buenos ejemplos e indiscutiblemente Costa Rica es uno de ellos al ser uno de los Estados latinoamericanos que posee altos niveles en desarrollo humano y una de las sociedades menos desiguales.
La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, estuvo de visita recientemente en el país y al participar como invitada en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio compartió la “receta del éxito”.
Señaló que lo que pudo significar un perjuicio inicial para esa nación se convirtió en una ventaja. A diferencia de otras, en ese entonces, colonias españolas, Costa Rica no tuvo oro ni muchos indígenas que pudiesen servir de mano de obra a la monarquía ibérica. Tampoco tuvo petróleo. Esto implicó que nunca fuese de mucho interés para España.
Chinchilla cuenta que fue tanto así que mientras otras naciones tuvieron que librar cruentas guerras independentistas, a Costa Rica su liberación le llegó por correo y tuvo la particularidad de tener como primer presidente a una maestro y no a un general. Esto influyó en que en 1948 pudiesen tomar la decisión de abolir el Ejército, evitándose así una de las “maldiciones” recurrentes en la historia de la región: los abundantes golpes de Estado y las guerras civiles que abundaron en los siglos XIX y XX.
Otra decisión importante fue dedicar, desde hace unos 40 años, el 6% del PIB a la educación, mientras que en países como el nuestro fue apenas hace 4 años cuando, tras la movilización ciudadana, el gobierno de turno decidió otorgar el 4%.
Pero en el caso de Costa Rica eso no se quedó ahí, sino que gobiernos como el de la misma Laura lo llevó al 8%, en su gestión 2010-2014. No obstante, como hemos visto los dominicanos, en educación no se trata sólo de lo cuantitativo, sino también de lo cualitativo. En aras de lograr esto último, Costa Rica complementó la educación con medidas como la enseñanza de inglés como segundo idioma y de las tecnologías de la información, decisiones tomadas hace 20 años.
Datos como estos ayudan a explicar nuestro rezago en desarrollo humano, independientemente del crecimiento económico sostenido que hemos tenido.
Países como Costa Rica nos muestran que la mejora de la calidad de vida debe centrarse en una sociedad equitativa, donde la educación y la salud, como derechos fundamentales, estén al servicio de todos.
¡Ojalá aprendamos aunque sea en cabeza ajena! Después de todo, dicen por ahí, que nunca es tarde, si la dicha es buena.