Cosas raras del mundo

Cosas raras del mundo

Antiguamente los escritores se dejaban retratar de frente, mirando directamente las cosas. Después ladearon la cara en actitud romántica; empezó entonces a ser importante el gesto. Hacían ademanes de tristeza, disgusto, amargura o desprecio por la sociedad. Un famoso dibujo presenta al poeta Gustavo Adolfo Becquer de perfil, contemplando algún objeto de soslayo. En realidad, Becquer era bizco y esa imagen, pintada por un hermano, trataba de disimular un defecto de sus ojos. La fotografía de Pablo Neruda con una gorra aplastada adorna muchas antologías de su poesía. Montones de escritores en todo el mundo decidieron usar esa clase de gorras. Se tienen hoy por “gorras poéticas”.
Escritores y artistas de los Estados Unidos de América y también de Europa, influidos por costumbres de los actores de Hollywood, comenzaron a fotografiarse en poses cada vez más rebuscadas. Se retrataban primero con el rostro ligeramente torcido; después completamente de perfil y a contraluz; a veces con una mano en la frente, simulando profunda meditación; otras veces con la cabeza agarrada entre los puños; en ocasiones con dos dedos bajo el mentón. Finalmente, mostraban al fotógrafo una oreja y parte de la nuca. Los escritores “de vanguardia” se retrataban por la espalda. Siguiendo los consejos de publicistas optaron por “la retaguardia”.
Hace algún tiempo visitó la República Dominicana un “fotógrafo de escritores”. No retrataba árboles ni flores, animales salvajes o aves migratorias en pleno vuelo; nada de eso; fotografiaba escritores, exclusivamente. Poetas, ensayistas, dramaturgos, novelistas, historiadores, fueron convocados para ser fotografiados por ese famoso fotógrafo. Nunca pude saber si era famoso por haber tomado hermosas y memorables fotografías; o si su fama procedía de haber retratado famosos escritores.
Si un escritor malo es fotografiado por un famoso “fotógrafo de escritores”, eso no lo hará mejor escritor; probablemente, tampoco lo hará más famoso si la momentánea boga de su fotografía no está respaldada por “calidad en escritura”. Salvador Dalí se hacía retratar con los ojos desorbitados. Facilitaba así la venta de cuadros surrealistas. Bernard Shaw permitió que lo retrataran en calzoncillos. Promovía de este modo la presentación de sus obras teatrales. El excéntrico dramaturgo irlandés consideraba que, en asuntos de teatro, tenía un sólo competidor importante: William Shakespeare. (2012).

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