POR MARGARITA QUIROZ
COSTA RICA.- El programa de viaje fue bastante apretado: tres días de visita por la bella Costa Rica y cuatro localidades de su región norte por explorar. Una oferta muy tentadora y más para un grupo joven que, por el trajín del diario vivir, pedía a gritos un poco de aventura.
Un vuelo directo de la aerolínea Taca nos trasladó desde el Aeropuerto Internacional Las Américas hasta el Juan Santamaría, modesto, higiénico y acogedor, un espejo de lo que es Costa Rica.
10:00 de la mañana -un vuelo puntual- pero con las dos horas adelantadas en República Dominicana, para el grupo de comunicadores invitados ya era mediodía, y claro, el reloj biológico no se equivoca, ¡hacía hambre!
Sofía Valverde Agüero, coordinadora de comunicaciones de Taca, nos recibió junto a Marquito, un simpático y risueño joven a quien por su parecido a Clark Kent, bautizamos como el Supermán de Costa Rica.
Ya de salida, un nuevo y confortable autobús capitaneado por el guía Alfredo Golcher, de CostaRicanTrails, nos esperaba para recorrer los 120 kilómetros que nos separaban de San José. Allí, en las instalaciones del Instituto Costarricense de Turismo nos dieron la formal bienvenida. Un rico almuerzo antecedió al rápido -pero sustancioso- informe sobre los logros y proyecciones del turismo en este país rendido por el Departamento de Prensa.
Costa Rica, a diferencia de otras naciones de la región, que por igual viven del turismo, ha sabido mercadearse sobre la base de un invaluable tesoro, su biodiversidad.
San José, por ejemplo, no es una metrópoli cosmopolita; sus edificaciones no alardean suntuosidad como en República Dominicana, y mucho menos existe un crecimiento vertical. El 90% de los hoteles tiene menos de 40 habitaciones y el edificio más alto es de 14 pisos. En lugar de una jungla de cemento, los costarricenses poseen con orgullo una selva verdadera, auténtica y natural. Esto es lo que vende este país, y según estudios es la razón por la cual reciben tantos visitantes. Todos los atractivos del turismo en Costa Rica se basan en sus recursos naturales. Sus principales visitantes proceden de Estados Unidos y Canadá, seguido del mercado de frontera centroamericano. En el tercer lugar figura Europa (España, Alemania y Gran Bretaña) y por último Suramérica (Argentina, Colombia y Venezuela).
En el 2006, 1.7 millones de turistas se dejaron encantar por la belleza de esta tierra, cifra que produjo cerca de 1700 millones de dólares. Esta aportación supera a la cifra recaudada ese año por la agricultura, su principal fuente de producción en los últimos 200 años: basada principalmente en café, guineo y caña de azúcar.
El 70% de los visitantes de Costa Rica hacen turismo natural y son personas jóvenes -35 a 45 años-, con un nivel de escolaridad alta, que gastan aproximadamente 100 dólares diarios y permanecen entre 11 y 12 días. Si se toma esto en consideración y añadimos que tiene una población de 5.4 millones de habitantes, un Sistema de Seguridad Social exitoso, un nivel de escolaridad de 98% y la cobertura energética de un 99%, definitivamente su futuro es muy halagüeño.
Pero lo más importante de todo es que los empresarios locales han creído en el futuro del turismo que allí se hace, pese a lo imprevisible de su clima, y se han concienciado en base a invertir en un turismo que contribuya a mejorar la conciencia social de los visitantes y de los nacionales. De ahí el surgimiento del turismo rural o comunitario, una alternativa de la cual ya se están lucrando gran número de pequeños microempresarios que acogen en sus casas al turista y le brindan la oportunidad de vivir una experiencia diferente, lejos del glamour y el todo-incluido, pero con la seguridad de que volverán a un destino que ofrece un turismo sostenible.
De paseo por San José
Pasaban las 3:00 de la tarde y la propuesta era recorrer a pie San José, (centro económico y político del país). Allí apreciamos el desenvolvimiento del muy higiénico mercado central, la impresionante belleza del Teatro Nacional (una joya de la arquitectura neoclásica) y el interesante Museo del Banco Central, que guarda una nuestra del origen y evolución de este país representados a través de sus diferentes etapas como nación.
Ya al caer la tarde nos hospedamos en el hotel Radisson Europa, y tras media hora de descanso volvimos a salir, esta vez para visitar Pueblo Antiguo, una recreación de lo que fue la Costa Rica colonial, donde nos recibieron dos bellas ticas (mujeres costarricenses), que involucraron a los presentes en una interesante obra musical. Tras la cena presenciamos una pequeña muestra de su carnaval en el que, igual que aquí, los zancos y roba la gallina, son algunos de sus personajes principales.
La noche del viernes llegaba a su fin, mientras el centro de la ciudad, lentamente, se acostaba. Allí también han implementado la ley seca: nada de alcohol desde las 2:00 hasta las 8:00 de la mañana.
Tres días de grandes aventuras
El sábado amaneció gris. Nos levantamos a las 5:00 de la mañana con la idea de abordar un avión de la aerolínea regional Sansa, rumbo a Arenal, La Fortuna, pero el mal tiempo no lo permitió, de modo que optamos por irnos en autobús: cuatro horas por empinadas y estrechas autopistas, ¡toda una aventura!
A media hora de camino, aproximadamente, nos detuvimos en San Ramón, un pequeño pueblo muy bien preservado. Los que pidieron ron o una Imperial (cerveza) no pudieron cumplir su deseo mañanero, aún no eran las 8:00.
La travesía continuaba y, en Arenal, La Fortuna, nos esperaba un desayuno ligero, el típico gallo pinto (una especie de moro de habichuelas negras con huevo y queso frito), también la visita a la finca Don Carlos, productora de leche y queso, donde las vacas son criadas en un hotel bajo la novedosa modalidad de vacas felices.
Ya en el Parque Nacional Arenal visitamos la catarata Río Fortuna y los más arriesgados vivieron la experiencia de volar en canopy entre las copas de los árboles de un bellísimo bosque primario poblado por monos de las especies cariblanco y araña, aves como martín pescador, pato aguja y peligrosas serpientes, entre otras especies.
Al caer la tarde nos trasladamos a Tabacón, donde nos sumergimos en las muy famosas aguas termales que emanan de las venas del majestuoso volcán Arenal. Una pertinaz neblina no nos permitió verlo en erupción.
COSTA RICA POR DENTRO
Ubicación: Limita al Norte con Nicaragua, al Sur con Panamá, al Este con el Mar Caribe y al Oeste con el océano Pacífico.
Moneda: Colón, sin embargo la mayoría de los negocios aceptan dólares.
Plato típico: Gallo pinto, (lo comen de desayuno, comida y cena).
Cerveza típica: Imperial.
Tasa de cambio: 500 colones por un dólar.
De acuerdo a la publicación del rango de Marca País que realiza anualmente la firma de Future Brand, Costa Rica es uno de los 10 destinos más importantes del mundo en materia ambiental y está considerado dentro de los 10 mejores lugares para vivir.
Último día
Esta vez salimos a las 7:00 de la mañana rumbo al volcán Poás, uno de los más grandes del mundo, ubicado en la comunidad de Alajuela a 2708 metros de altura, sin duda, una experiencia sin desperdicio. La neblina, el frío y su impresionante cráter principal, con 1.5 km de diámetro, recreaban un escenario lunar. Previo, visitamos dos cataratas, La Paz y Magia Blanca, un aviario, un mariposario, un orquideario y una pequeña finca con una casa de madera, representativa de la vivienda costarricense de 100 años atrás. Todo en tres días.
De nuevo en el aeropuerto Juan Santamaría, el vuelo rumbo a casa salía a las 7:00 de la noche. Una gran valla que rezaba Costa Rica- Pura Vida, nos despidió.