Costo de la Reforma

Costo de la Reforma

Al margen de cualquier discusión sobre el momento de emprenderla Bsea por iniciativa de este gobierno o del que viene- la reforma fiscal es el camino que el país está obligado a transitar y mientras más tarde en hacerlo peores serían las consecuencias.

El dilema está ahí, con más ostensibles mensajes: puede que una recomposición de los impuestos Bque tiene obligatoriamente que hacer que algunos paguen más al Fisco- sea desagradable, por los menos al comenzar, para algunos sectores. Pero lo que sería intensamente perjudicial para todos los sectores es la persistencia del actual desajuste fiscal.

En estos momentos en que la República Dominicana continúa apartada del compromiso suscrito con el Fondo Monetario Internacional para estabilizar su economía y en que se vive la resaca de un proceso electoral que aceleró el uso de recursos, las perspectivas son de crecimiento de los déficits que devaluarían aún más la moneda nacional.

Atrapado en el desbordamiento de sus gastos, que deberá reducir de manera significativa para que se justifique cualquier aumento de la presión tributaria, el Estado y su Banco Central actúan como bomberos que tratan de apagar un fuego arrojando más combustible sobre las llamas.

De ahí el círculo vicioso que conduce a emisiones monetarias inorgánicas que al tiempo de Asaldar@ obligaciones con ahorrantes, ensanchan un lastre inmanejable.

[b]II[/b]

En la renuencia de la actual administración gubernamental a dar desde ya pasos concretos y poner en manos del Congreso una propuesta de reforma, está el convencimiento de que se trataría de modificaciones que generarían Amayores luchas de intereses y podrían tener implicaciones sociales@. Así se expresa en un informe del Equipo Económico del gobierno.

Sin embargo, en este mismo texto se reconoce que un trabajo tan duro y complejo como el de la reforma fiscal debería comenzarse desde ya, para lo cual recomienda que el gobierno electo complete en consenso con la sociedad civil un proyecto que el Presidente Hipólito Mejía tendría a bien someter a las cámaras legislativas.

Los hechos demuestran By es lo que más mueve a suponer dificultades- que pagar impuestos en la medida que corresponde es algo a lo que no están muy dispuestos algunos sectores que generan riquezas en la República Dominicana, un país en el que el lujo y la opulencia suelen estar muy a la vista.

Cabe la posibilidad, como ha sido otras veces, de que las metas específicas de hacer que la tributación pase a tener su mayor peso sobre grandes capitales y rentas sean desvirtuadas. Mucho influiría en ello la prisa por hacer las cosas.

Es deber de las próximas autoridades impedir que eso ocurra.

Es probable que una reforma fiscal justa tenga, de todos modos, algún efecto contraproducente para contribuyentes y consumidores de medianos y bajos ingresos. Una parte del sacrificio.

Pero será imprescindible que el precio de la paz social y la recuperación económica sea cubierto con amplitud por quienes más pueden.

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