En un mundo globalizado los riesgos externos son lastres para el crecimiento. Es lo que nos dicen las previsiones recientes de la Cepal, este año la región apenas crecerá 0.1%, al borde de la recesión, y no obstante el escenario adverso nuestro país preserva un alto y sostenido ritmo de 4.8%, por tirón del consumo y la inversión privada.
Se debe, hay que decirlo, a la buena política monetaria, sectores y empresas de diferentes tamaños tienen acceso al crédito bancario relativamente barato, les ha permitido producir con beneficios y pagar impuestos. Los empresarios, al disponer de más dinero, han seguido invirtiendo y apoyando la tendencia de la economía que se ha mantenido en el ciclo de alta tasa de crecimiento y líder en la región en los últimos años.
Desde el punto de vista monetario, hemos aplicado una política «neokeynesiana», más o menos recomendada por el FMI desde 2008. John M. Keynes, que aconsejó el intervencionismo fiscal y monetario para sacar las economías de la recesión en los años treinta, ganó el debate económico al austriaco Friedrich Hayek que lo rechazaba, cuando el gobierno demócrata de Franklin D. Roosevelt aplicó con éxitos su pensamiento.
Roosevelt dispuso, además para enfrentar la Gran Depresión, que los países endeudados de América Latina pagaran solo intereses, lo que liberó recursos del presupuesto público que Trujillo gastó en lo que quiso y sin control durante sus primeros seis años de gobierno.
El manejo de Roosevelt a los riesgos externos terminó beneficiando a Trujillo, lo estabilizó en el poder, el dinero que gastó representaba la mayor partida del presupuesto, se destinaba al pago del principal de la deuda de los bonos desde 1907, lo mandaba la Convención Dominicano-Americana.
Para la economía el riesgo político interno ha tenido mayor costo, en crecimiento este año se pierden 1.6 puntos (expansión media de 6.3% periodo 2015-2018 menos 4.8% que prevé Cepal), alrededor de US$1,400 millones. El riesgo político explica porque, los bancos comerciales, no bajan el costo del dinero si el Banco Central lo redujo en 100 puntos básicos en los últimos cuatro meses. La realidad es que los bancos comerciales decidieron aumentar sus beneficios.
Los que aspiran dirigir el país deben evitar que las empresas pospongan decisiones de gasto, la posibilidad se reduce si hablan de reformas estructurales y políticas económicas, si estas últimas son diferentes a las actuales, deben justificarlas con cálculos beneficios-costos, destacando la diferencia que debe ser positiva, lo que se conoce como «economía política».
No es con recortes como se cuadrara el gasto público, además de no ganar confianza de empresarios y consumidores, sin necesidad se estaría auto infligiendo recesión a la economía o fuerte caída del crecimiento, mas pobreza e inestabilidad social y política.
La población quiere un programa de realizaciones, que sostenga el alto ritmo de la economía, con baja y estable inflación. Lo garantiza políticas progresivas de expansión fiscal de calidad, financiadas con nuevas recaudaciones. Para crear espacio fiscal, deben consensuar la reforma del Código tributario que aumenta la presión tributaria, reduce la carga que soportan los pobres, el déficit fiscal y endeudamiento público, y que incentive sectores productivos con ventajas competitivas frente el dólar, euro y yuan, nuestros principales mercados.