Costos y precios: los avances

Costos y precios: los avances

COSETTE ALVAREZ
Si quieren tener una idea de lo que serán las elecciones del año que viene, sólo tienen que ver los avances de la película: los incidentes en Piedra Blanca. Minutos antes de que ocurrieran los hechos, decía a un amigo, mientras le contaba mi decisión de declinar la cálida y sincera invitación a participar como candidata en mayo próximo, que se presentarían situaciones tales que sólo de imaginarlas nos darían ganas de irnos de aquí, y regresar cuando todo haya pasado.

Es que el PRD no quiere ni tiene planes de soltar ni un solo puesto de los que tiene en el Congreso y los ayuntamientos, al tiempo que el PLD necesita por lo menos la mitad de lo que tiene el PRD. El Partido Reformista dividido entre los ortodoxos y los que apoyan a Leonel, el nuevo partido de Hatuey sin otro planteamiento que no sea seguir recordándonos las maldades del PPH, la izquierda electoralmente extinguida, y todo orquestado para que el circo romano venga quedando como una velada de preescolar al lado de los encarnizados espectáculos que evidentemente ya comenzaron.

¿Ustedes saben lo que son cuatro muertos –hasta el mediodía del 16 de agosto– y no sé cuántos heridos, incluyendo un síndico y su secretaria, por puestos en un bufete directivo? En una comunidad tan pequeña como Piedra Blanca, los que no pertenecen a la misma familia, seguramente son vecinos. Eso es una tragedia.

Lo peor es que, con toda certeza, esas escenas de películas de vaqueros no terminarán ahí, empezando con uno herido de gravedad y siguiendo con que, en determinados ambientes, la sangre se limpia con sangre. Lo otro es la pérdida total del poco respeto que quedaba hacia las autoridades municipales.

De ninguna manera voy a referirme a lo que Yayo Matías, en medio de un acto otrora solemne, llamó entierro de la palabra empeñada, porque ese sainete no resiste análisis: no hay manera de tomar partido entre ninguno de ellos, que no se sabe cuál es peor, si el que desempeñó una palabra de todos modos ajena, o el que reclama tal desempeño.

Lo que sí les cuento, tan consternada como quedé al enterarme de lo de Piedra Blanca, es que ésos no fueron los únicos incidentes. En otros, ocurridos en comunidades como Boca Chica y en Azua, las muertes no fueron físicas, sino morales. No resolvieron los incumplimientos de “acuerdos” con secuestros, ni órdenes de conducencias, ni a balazos, sino a papeletazos limpios.

Autoridades municipales que se habían comprometido a sacrificar sus aspiraciones para apoyar a determinados candidatos “coyunturalmente convenientes” para los bufetes directivos (por ejemplo, reformistas apoyando a peledeístas que, aun no habiendo conseguido empleos a sus propios seguidores, supuestamente podrían conseguirlos a los seguidores de los reformistas), no quedaron conformes con las sumas de dinero recibidas y se plantaron en dos patas, hasta que les duplicaron (multiplicaron por diez) los respectivos montos, de todas formas baratos para lo que debería costar la integridad, la probidad de un representante electo, y demasiado caros para lo que realmente valen esas personas, no hablemos de que se trata de dineros erogados de las contribuciones de todos nosotros para fines completamente diferentes.

¿Cómo puede alcanzar el presupuesto de ningún ayuntamiento para algo tan elemental como la recogida de basura? Entonces, no podemos ni pensar en las demás obligaciones de los ayuntamientos para con los municipios. ¡Qué asquerosidad! Tenemos que convenir en que hay más basura dentro de los ayuntamientos que en nuestras aceras y solares. Que, por cierto, ¿ya no hay obligación de mantener los solares desyerbados?

Ya veníamos bastante ¿escandalizados? al enterarnos de que, entre sueldos y beneficios marginales, los regidores, al menos los de la capital, reciben mensualmente cerca de cien mil pesos, sin contar lo que les entra a algunos “por la izquierda” cada vez que aprueban un permiso, por ejemplo, de construcción de viviendas en áreas verdes o cualquier cosa de ésas. Quiere decir que el hombre del maletín no solamente visita el Congreso. Probablemente sea la persona más ocupada de todo el territorio. Díganme si tenemos alguna probabilidad de creer en la intención de hacer nada a esos entes que ponen en categoría de monjas a las prostitutas. Hasta los traficantes de drogas lucen como héroes nacionales al lado de ellos.

Este país no tiene componte. Todo el mundo, digamos que el 60% de los votantes, más los que se abstuvieron, en contra de la reelección, por principios. Y ahora todo el mundo reelecto y/o en vías de reelegirse. Si Pacheco ganó por unanimidad, podemos inferir que Lila Alburquerque votó por él. En toda la provincia de San Pedro de Macorís se leen unos letreros de lo más simpáticos que dicen: “Lila vuelve porque resuelve”. ¿Cómo fue que votó por alguien a quien tuvo que ceder su puesto de aquella imposible de olvidar manera? Pacheco no es del PLD, así que, a cambio de empleos del gobierno, no fue.

Entonces, con todos estos espectáculos que nos ofrecen nuestras autoridades en todos los poderes del Estado, iglesia y prensa incluidas, que no son gratuitos, sino carísimos, ¿qué podemos esperar del ciudadano común? ¿Cómo le explico a mi vecina que ella no tenía derecho a construir una tienda en el metro y medio de la colindancia, mucho menos a poner mosaicos a la acera, y muchísimo menos a colocar bloques de cemento en la calle para que mis visitas no se estacionen frente a su tienda porque “le tapan la vista”, una mujer que se ufana de ser hermana de un ex senador tan absolutamente fronterizo como ella?

Tampoco podemos alarmarnos de que nuestros jóvenes aprendieran temprano que el único acceso seguro al dinero es la corrupción. Entre quienes lo inculcaron y quienes lo permitimos, todos somos culpables. Si el precio es muy caro, mucho más caro es el costo. Y, eso, que apenas estamos viendo los avances. Si no nos ponemos las pilas inmediatamente, no podremos soportar la película tan cruenta que se estrenará muy pronto en un cine peligrosamente cerca de usted.

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