Covid-19 entre luz y sombra

Covid-19 entre luz y sombra

Las hospitalizaciones y las condiciones graves de pacientes que en este momento registran aumentos confirman la pertinencia de endurecer restricciones a la circulación y al consumo alcohólico dispuestas por el Gobierno.

Igualmente apropiada resultó la masiva asistencia de ciudadanos a puestos de vacunación en el Gran Santo Domingo y San Cristóbal, significativa aceptación de que la inmunización es fórmula ideal contra la enfermedad y las defunciones a que lleva el virus SARS-CoV-2.

Impedir aglomeraciones imprudentes a deshoras y avanzar con buen ritmo hacia las inoculaciones para el efecto rebaño colocan una luz al final del túnel y al país en mejor perspectiva que otros.

Queda claro, sin embargo, que tanto aquí como en otras partes del mundo, las relaciones de las colectividades con la pandemia experimentan avances y retrocesos.

El péndulo ha oscilado entre episodios de controles relativos y auspiciosos y caídas en subsecuentes desamarres de las precauciones, como ocurrió con San Zenón en 1930 cuando muchos dominicanos salieron de sus refugios al llegar la calma de vientos porque el ojo del huracán se había situado sobre la ciudad de Santo Domingo faltando lo peor.

Bajar la guardia prematuramente, y sin respeto a los imperativos que trazan el sentido común y la ciencia, siempre resulta desastroso. La construcción de un Estado de seguridad sanitaria debe avanzar sin recaídas.

¿Sobrevivirá el río Nizao?

Muy concretamente, lo que cuentan moradores de su cercanía, confiere la máxima gravedad a la depredación sobre el lecho y riberas de la corriente fluvial del Sur cercano importante para consumo humano, riego y generación de electricidad.

Les alarma que la sistemática e intensificada destrucción del recurso natural solo sea visible para ellos: no para quienes deben protegerlo con toda rapidez.

El criterio conservacionista de regular la extracción de materiales de construcción para concentrarla en canteras secas no susceptibles de dañar el ambiente no ha sido respaldado por políticos en el poder.

Impedir que de los ríos se abuse sacándoles grava y rocas no ha tenido respaldo institucional y por ello el país lleva unos 60 años acabando con su sistema hidrográfico “gracias” a autoridades de excelentes teorías.

Más leídas