Las actividades cotidianas en esta provincia se han visto reducidas a su mínima expresión, debido al recogimiento de la población por la pandemia del coronavirus que se ha expandido por el mundo.
Las horas del día en el centro de la ciudad de Bonao siempre están cargadas de bulla y mucho movimiento durante todo el año.
Sin embargo, las restricciones que, a partir de este jueves empezaron a ejecutarse en todo el país en un intento de evitar la propagación del coronavirus, han replegado a los residentes en las diferentes demarcaciones de la República Dominicana, quienes solo respiran preocupación.
Las principales calles y avenidas de la ciudad, como la 27 de Febrero, Duarte, 16 de Agosto, Padre Billini y Las Mercedes, entre otras, lucen casi desiertas y el flujo de personas, tanto en vehículos como a pies, es prácticamente nulo.
El comercio también está paralizado, a excepción de los bancos, supermercados, farmacias, colmados y uno que otro restaurantes, negocios en los que se trabaja a media capacidad, para brindar servicio a los que por necesidad salen de sus casas.
El covid-19, que en el país ha cobrado dos vidas e infectado hasta el momento a 34 personas, le ha tumbado el pulso a la alegría que caracteriza al dominicano.
El sentimiento de tristeza y temor se ha apoderado de los ciudadanos, lo que se refleja no solo en los rostros, sino también a través de las redes sociales, plataformas que permiten que las personas mantengan el contacto en tiempo de confinamiento.