En el principal hospital de la capital de Rumanía, la morgue se quedó sin espacio para los muertos hace unos días. Los médicos en Bulgaria han suspendido las cirugías rutinarias para poder atender el aluvión de pacientes de COVID-19. En la capital serbia, el cementerio trabaja ahora un día más a la semana para poder enterrar todos los cuerpos que llegan.
Desde hace dos meses, una persistente ola de contagios ha golpeado sin descanso a muchos países de Europa Central y Oriental, donde la tasa de vacunación es mucho más baja que en el resto del continente. Aunque los trabajadores médicos han pedido restricciones duras o incluso cuarentenas, los gobiernos han dejado que el virus se expanda sin trabas durante semanas.
“No creo en las medidas. No creo en las mismas medidas que existían antes de las vacunas”, dijo el mes pasado la primera ministra de Serbia, Ana Brnabic, cuando el país balcánico registró una de sus peores cifras diarias de muertos del virus en la pandemia. “¿Para qué tenemos vacunas, entonces?”. Un funcionario de la OMS declaró que Europa vuelve a estar en el epicentro de la pandemia del coronavirus. Aunque varios países de Europa Occidental han visto subir sus contagios, son los países en el este las que impulsan las cifras de muertos.