SAN FRANCISCO DE MACORÍS. DUARTE. El Consejo Regional de Desarrollo (CRD) afirmó ayer que la dilapidación del erario, la debilidad institucional, la delincuencia, la pobreza y el atraso social que afectan al país a todos los niveles, son el producto de la inconsistente práctica de los principios y los valores que sustentaron la creación de la República.
La entidad expresó que la degeneración moral y la crisis de valores que avasallan a la sociedad, obligan a que se produzcan grandes cambios, y que se dé paso sin más retardo a las nuevas generaciones y al liderazgo emergente, para sustentar la paz y el progreso social que urge en el país.
Debemos aceptar que nuestra principal desgracia ha sido haber tenido importantes núcleos políticos y sociales que se dejaron convertir en la contraposición radical del ideal trinitario, al romper con los principios esenciales del mismo, en torno a que nuestra nación además de ser independiente, no podía ser parte íntegra de patrimonio de familia o de ninguna persona, expresó el CRD, a través de sus ejecutivos Ysócrates Peña Reyes y Jaime Marizán.
Indicó que para lograr combatir eficazmente los grandes males que golpean y estancan a esta sociedad urgimos propulsar una profunda y eficaz renovación de nuestros liderazgos y de nuestras entidades políticas, teniendo por soporte la integridad moral indoblegable y el nacionalismo vertical que engendró los principios e ideales de quienes propulsaron el surgimiento y creación de nuestra nación.
El organismo de desarrollo que agrupa las provincias del Nordeste y el Cibao Central, manifestó que para llevar esta nación por mejores senderos cabe en esta etapa de la vida republicana del país reflexionar en torno al vehemente llamado que hizo el patricio Juan Pablo Duarte para que trabajemos por y para la patria, que es trabajar para el futuro de nuestros hijos y para nosotros mismos.
Sostuvo que es necesario un cambio de mentalidad en los partidos políticos y en los distintos estamentos de la sociedad.
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Sólo un cambio
Según el CRD, sólo con un cambio de mentalidad en los partidos y en todos los niveles de la sociedad, junto con la consolidación de líderes que se sustenten en los ideales y valores por los que lucharon los trinitarios, se logrará la real libertad, soberanía e independencia que requerimos para alcanzar el desarrollo, la justicia y la paz social que urge y anhela el país.