MEDELLIN, COLOMBIA. La prueba de vigor que para América Latina significó el recorrido de la crisis desatada en 2007, en medio de la cual su comportamiento económico promedio fue superior al de los países desarrollados y de las otras latitudes del mundo, es resumida por Michael Reid, en su reporte So near and yet so far del pasado 9 de septiembre, en términos generales como sigue: los cinco años corridos al 2008 fueron los mejores para América Latina desde los años 60s, alcanzando un crecimiento medio del 5.5% por año, con inflación generalmente de un dígito. Luego de un breve ajuste a finales del 2008 y comienzos del 2009, la región está en un proceso de recuperación igualmente positivo.

En cuanto a condiciones de vida, entre el 2002 y el 2008, estima que de los 580 millones de habitantes en la región, 40 millones superaron los niveles de pobreza, con un ajuste negativo hacia el año 2009 por causa de la recesión. El desempleo medio se ubica este año en 7.8%, de acuerdo con cifras de la ECLAC, Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas.

En resumen afirma que la región superó la recesión parcialmente gracias a la buena suerte, pero también a adecuadas políticas económicas, fórmulas que incluyen tasas de cambio flexibles, fijación de metas inflacionarias por bancos centrales independientes, política fiscal mas responsable y mayor regulación a los bancos, así como políticas sociales orientadas a los mas pobres.

Plantea igualmente tres puntos de precaución en el desarrollo latinoamericano: Primero, desde 1980 América Latina ha tenido el mas bajo crecimiento en productividad frente a las demás regiones del mundo, siendo que aproximadamente la mitad de la actividad económica tiene lugar en sectores informales. Segundo, a pesar de recientes mejoras, su distribución del ingreso es la mas desigual del mundo Tercero, América Latina sufre de crimen y violencia generalizados, muchos de ellos perpetrados por bandas organizadas alrededor del narcotráfico

Aproximando lo que podríamos denominar el deber ser y el actuar en política pública de esta región, para mantener el vigor demostrado en la recesión que surcamos, el autor del epígrafe en su documento de abril de este año A brave new world for Latin America , identifica las seis prioridades diferenciadoras que deben enfrentar los países de la región, y la región en sí misma, para avanzar efectivamente en los procesos de creación de riqueza, bienestar y valor socioeconómicos, así:

Agencias fiscales independientes. La crisis ha mostrado la sabiduría de los gobiernos que ahorran en los buenos tiempos y gastan más en las épocas de las debacles económicas.

Innovar o perecer. Los países latinoamericanos tienen que aprender a vivir con monedas revaluadas frente a los niveles de dos o tres años anteriores.

Reinvencion del sistema financiero. Los bancos y las bolsas latinoamericanas navegaron sobre la crisis generalmente bien, en parte, porque nuestros sectores financieros son pequeños, no sofisticados y con limitadas exposición y conexiones externas y, en parte, porque todavía están regulados con una mano fuerte a la moda antigua .

Equidad más que igualdad. hemos aprendido el valor de identificar a los pobres por su nombre.

Confiar en el estado. En América Latina poco hemos confiado en las organizaciones estatales

Jugadores globales. La crisis de 2009 creó nuevas formas de soporte externo e integración de América Latina en los diferentes ámbitos de su relacionamiento internacional.