Creación.
Félix Ángel, artista en constante renovación

<P><STRONG>Creación.<BR>Félix Ángel, artista en constante renovación</STRONG></P>

Hasta hace muy pocos meses, Félix Ángel  era, desde la década del 90, el brillante  director del Centro Cultural del BID en Washington, un Centro Cultural activo y de alta calidad en sus objetivos y programación: todos los países que forman parte de la organización accedían a las manifestaciones culturales.

En 1998,  República Dominicana presentó en dicho centro  una hermosa exposición de arte y artesanía; en 2009 se exhibió una excelente selección de pintura contemporánea dominicana, ejerciendo Félix Ángel la curaduría, entre sus funciones.

Luego, en el marco del encuentro continental de videoarte, él puso especial atención a una continua participación de Santo Domingo. Sin embargo, siendo un muy importante artista, él acaba de renunciar a su alto cargo –lo que todos lamentan– para dedicarse a su propia creación, de gran amplitud y fortaleza. Actualmente despliega una asombrosa actividad personal, exponiendo e igualmente escribiendo. Por cierto, Carlos Acero  asistió a su última individual en Florida.

Una vocación.  Desde sus primeras obras reconocidas, antes de la década del 70, Félix Ángel, arquitecto de formación, se distinguió por su recia personalidad, interpretando la figura en forma viril, con una fijación sobre el tema del deporte. Ciclistas, jinetes, jugadores de pelota, iban afirmando su virtuosidad de la anatomía. El cuerpo humano podía variar sus proporciones –una característica de grandes dibujantes–, la construcción era impecable y contundente, la fortaleza física se imponía en sus protagonistas.

Félix Ángel afirmó: “El arte intelectualizado me parece muy aburrido. Soy de los que continúa creyendo en la imagen y sus infinitas posibilidades, incluyendo la de estimular el intelecto por sus cualidades, por supuesto”. Las diferentes facetas de su oficio, consideradas por él fundamentales, son dibujo, pintura y grabado. Subrayemos la vertiente gráfica, tan postergada en el arte contemporáneo: el artista, oriundo de Medellín, se ha apasionado por la estampa, los cortes enérgicos del linóleo y la tersura de la serigrafía.

Temas, figuración, abstracción.  Félix Ángel solía trabajar por series, que, en la temática del deporte, se volvieron emblemáticas. Los protagonistas testimoniaban que no hay antagonismo entre arte y deporte: ambos generan emociones intensas que se imbrican perfectamente.

Distanciadas de la descripción realista, de sus obras, expresionistas e imponentes, emanaban sentimientos y pulsiones, convirtiéndose la fuerza interior en elemento principal. Cuando él plasmaba un jinete, mucho más que el hombre importaba el caballo. ¡Pocos artistas han colocado en ese tema tanta potencia! Los equinos se volvían masa, volumen, agresión o resistencia. El caudal expresivo dictaba la estructura, un colorido fauvista marcaba su independencia. Fue una serie de singular maestría.

Igual impacto transmitieron sus paisajes de montañas, recorridos por  senderos /relámpagos, zig-zags aterradores. Félix Ángel pasaba a una asociación formal, prácticamente abstracta, pero también de excepcional poderío. Tratamiento oscuro y sombreado, formas brutales y macizas, impresión de dureza e impenetrabilidad, orientaban el dibujo  hacia casi una búsqueda tridimensional.

Hace algunos años, Félix Ángel se apartó de la figuración: él se “comprometió” con la abstracción, predominando forma y construcción puras, otrora cada vez más evidentes en su expresión figurativa. Esa geometría sensible, muy peculiar, se ha impuesto, y es sobrecogedora.

Hoy, sus “Arqueologías en papel”, de 2006 a 2012,  expuestas en “The Americas Collection”, (de)muestran esa evolución/ revolución en su obra, cual sea el soporte.

La sensación de movimientos plurales, de ritmos contrapuestos, de tramas en el espacio, se adueña de la sicología visual, y un colorido, rico y variado, contribuye a la vitalidad extrema de esas manipulaciones. Ahora bien, Félix Ángel emplea el “collage” y, recordando a los “nuevos realistas”, ensambla recortes de imágenes, fotografías y letras… lo leemos. Es su tesoro “arqueológico”, del cual se ha apropiado, ¿se vislumbra una nueva figuración? ¿una nueva abstracción?.

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